sábado, 18 de abril de 2015

Afecciones respiratorias: 1ª parte


Las Rinitis, faringitis o Amigdalitis son algunas de las afecciones respiratorias que se dan con más frecuencia en nuestro entorno durante esta época del año. Entre las terapias naturales indicadas para su tratamiento destacan la Homeopatía, la Fitoterapia, los suplementos dietéticos, la combinación de oligoelementos o una correcta alimentación
   Por su situación a la entrada del aparato respiratorio, la nariz cumple un gran número de funciones: filtra las partículas, recalienta y humidifica el aire que entra a los pulmones, defiende al organismo de sus agresores (virus y bacterias), alberga el sentido del olfato, ayuda al organismo a adaptarse a las variaciones del entorno, etc.
   En contacto directo y permanente con el exterior, la nariz puede convertirse en una puerta de entrada para las infecciones agudas y crónicas.
   Las rinitis, faringitis, amigdalitis o los resfriados son algunas de estas enfermedades de tipo infeccioso que se desarrollan especialmente durante los meses de invierno.


La nariz y sus funciones
   La nariz es un órgano que se incluye en la parte superior del aparato respiratorio, y uno de sus signos característicos es que posee funciones múltiples, como entrada de este aparato:
• Es un filtro. La mucosa subyacente filtra las partículas grandes (polvo, polen, etc).
• Es un radiador. Permite recalentar y humidificar el aire que entra en los pulmones.
• Actúa como defensora del organismo. Las inmunoglubinas presentes en ella tienen una función inmunitaria esencial.
• Alberga el sentido del olfato (función olfativa).
• Las cavidades sinusianas almacenan el aire para calentarlo (esto permite, por ejemplo, no tener frío en los ojos).
• Tiene un papel de adaptación permanente del organismo a su entorno (cambios de temperatura, humedad, frío, etc.).
   Además de estas características, la mucosa nasal tiene una superficie de 150 cm2. Se compone, entre otras, de células ciliadas, una especie de tapiz rodante que sirve para arrastrar la mucosidad hacia la garganta y las células mucosas. Por otra parte, la vascularización de la nariz se hace mediante una fuente profunda, una fuente superficial arterial y venosa, y un tejido eréctil.
   La inervación de la nariz es completa y cuenta con dos sistemas en equilibrio: el sistema simpático asegura la vasoconstricción, mientras que el sistema parasimpático se centra en la vasodilatación. El desequilibrio de estos dos sistemas marca el inicio de una patología nasal.
   Las causas del atasco de los vasos son múltiples: alergias, infecciones, olores, enfriamientos, reglas, embarazos, estrés, etc. La vasodilatación entraña la sensación de congestión de la nariz, y posteriormente de la frente.


El sistema inmunitario de la nariz
   Este sistema utiliza varios medios, por ejemplo, las células ciliadas “barren” la mucosidad hacia la garganta. Asimismo, la mucosidad ya es en sí misma bacteriostática y antiviral.
   Entre los medios hormonales de la nariz se encuentran las Ig-A (inmunoglobulinas A) secretoras, que destruyen determinadas bacterias y virus. Las lgG (inmunoglobulinas G) de la sangre circulante son la “memonia inmunitaria” del organismo, es decir guardan el ‘recuerdo’ de las agresiones pasadas para defender mejor el cuerpo cuando se produce una nueva agresión.
   Entre los medios celulares, encontramos las células inmunitarias habituales (linfocitos, polinucleares, neutrófilos, macrófagos, etc.).


Las afecciones respiratorias
   En contacto directo y permanente con el exterior, la nariz puede convertirse en una puerta de entrada para las infecciones agudas y crónicas. Además, su relación con el cerebro, las órbitas o la boca hace que existan posibilidades de infección a distancia.
   Las afecciones del aparato respiratorio suelen presentar causas comunes, como la propia constitución de la persona (hábitos y modo de vida, predisposición hereditaria...), las infecciones (hongos, bacterias y virus), los fenómenos atmosféricos que disminuyen las defensas (frío, lluvia...), o una mala alimentación.
   Entre las principales afecciones que sufre la nariz como entrada del aparato respiratorio se encuentran las rinofaringitis, las rinitis crónicas (no alérgicas y alérgicas) o las amigdalitis. Estas son las patologías más comunes y sus principales características.


 

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