viernes, 1 de mayo de 2015

Alergias y su relación con los Alimentos: 2ª parte


La diferencia entre alergias e hipersensibilidades recae en que estas últimas son reacciones prolongadas de aparición tardía, que se dan tras la exposición prolongada a una sustancia.
Son reacciones mediadas por los linfocitos T, de inmunidad celular, que provocan la liberación de anticuerpos como la inmunoglobulina G (lgG), que provocan la liberación de sustancias vasoactivas como la histamina de acción rápida e intensa.

Causas de la alergia
   Entre las causas naturales de la alergia se hallan los hongos, esporas, pólenes de árboles y de hierbas, insectos y pelos de animales.
   Estas suelen provocar una respuesta de tipo respiratorio, con afectación de los ojos (picores, lagrimeo), nariz, senos craneales, faringe, bronquios y pulmones.


   En el sector de los alimentos, entre los más habituales tenemos el trigo, la leche, huevos, maíz, levaduras, café y chocolate. Las alergias alimentarias, sobre todo por su vía de entrada interna, producen reacciones alérgicas más generales, afectando especialmente al sistema gastrointestinal, nervioso, respiratorio y de la piel.
   Entre las sustancias químicas que producen alergia, los aditivos que se añaden a los alimentos (saborizantes, edulcorantes, colorantes, conservantes, finalizantes, etc.) pueden crear hipersensibilidades. Los aerosoles, resinas, hidrocarburos del petróleo, pesticidas y hasta el humo del tabaco inciden en provocar una reacción alérgica.
La dieta del alérgico
   El control de la alimentación se convierte en un elemento imprescindible para reducir los efectos de cualquier proceso alergizante, especialmente si la causa de dicho proceso es justamente un alimento.
   Entre los consejos generales se recomienda tomar alimentos completos y sin adulterar, diversificar la dieta, hacer una rotación de los alimentos supuestamente alérgicos o evitarlos y seguir un régimen especial durante unos días.

Consejos dietéticos:
• Elimina los lácteos y derivados de tu dieta, ya que éstos forman mucosidad.                                                             
• Elimina los productos de trigo (contienen gluten, proteína especialmente alergizante) y sustitúyelos por arroz o avena.
• Reduce al máximo o elimina las grasas cocidas o fritas. Una cantidad razonable de grasa de origen natural (aceites vírgenes, frutos secos, etc.) proporcionará los aportes necesarios de ácidos grasos esenciales.
• Bebe una buena cantidad de agua. Te ayudará a realizar la depuración interna.


Plan de cuatro días
    Nuestro cuerpo necesita unos cuatro días para limpiarse de los alimentos ingeridos anteriormente, por lo que, durante este periodo, se deberán consumir exclusivamente  alimentos frescos, no procesados y a ser posible de cultivo biológico (la reacción alérgica puede ser debida a residuos como colorantes, pesticidas o alergenos del medio ambiente). Para las personas con sistemas digestivos muy sensibles, se prepararán los alimentos en su forma más digerible (sopas, purés, jugos y zumos).

¿Qué se puede comer durante estos cuatro días?

    Todo tipo de frutas (excepto cítricos) y verduras (excepto maíz tierno y tomates), arroz integral o blanco, pavo (para los no vegetarianos), pescado blanco (bacalao, lenguado, merluza, rape... nunca pescado azul), almendras, nueces, piñones, pipas de girasol y patatas.
   Puesto que no se trata de una dieta para adelgazar, la cantidad de alimento no estará limitada, aunque se recomienda moderación en la comida, muy especialmente si existe sobrepeso.
   Durante los cuatro días hay que evitar los alimentos supuestamente alergizantes (expuestos en el cuadro adjunto), para luego irlos introduciendo uno por uno y paulatinamente, de modo que se pueda observar si se produce una reacción indeseable en las 24 horas siguientes a la ingesta.
   Otra forma de detectar si la causa de la alergia es un determinado alimento consiste en consumirlo en abundante cantidad y valorar la reacción a las tres o cuatro horas. Puede ser óptimo practicar este tipo de monodieta tras un ayuno corto, ya que el cuerpo reacciona mejor y de forma
más sensible. En cualquier caso, si un alimento produce una reacción alérgica, deberá eliminarse de la dieta durante un periodo de entre cuatro y seis semanas, y posteriormente se intentará reintroducirlo otra vez (esto puede ayudar a que se reduzcan los niveles de anticuerpos y a mejorar el estrés inmunológico).
   Al dejar de tomar un alimento durante un periodo de tiempo se reduce la respuesta alérgica frente a él, puesto que la cantidad de anticuerpos presentes para reaccionar disminuye. Por este motivo se recomienda rotar periódicamente los alimentos a ingerir, dejando de comer unos por unos meses, y sustituyéndolos por otros más propios de la temporada.
   También es importante anotar en un pequeño cuaderno los alimentos que introducimos cada día en la dieta y las sensaciones o malestares posibles que haya podido provocar. En el cuaderno se apuntará también la frecuencia del pulso.
La frecuencia del latido cardíaco
   Otro método de valoración de las reacciones alérgicas es la frecuencia del pulso o latido cardíaco. Las alergias alimentarias provocan un aumento del ritmo del corazón, y por ello del pulso. Un aumento de más de 12-14 latidos por minuto sobre el ritmo normal puede indicar una posible reacción alérgica si se presenta después de la introducción de un alimento nuevo. Por este motivo es conveniente apuntar el ritmo del pulso antes de la comida, tras cinco minutos de ésta y cada cuarto de hora hasta completar una hora de observación.

 

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