miércoles, 27 de mayo de 2015

Lam Arcilla, aplicación en cosmética


La Arcilla, aplicaciones en cosmética
   Desde el principio de los tiempos, gracias a su intelecto, el hombre ha sabido utilizar las cosas que tenía cerca y de las que podía beneficiarse para mejorar su calidad de vida, empleando sobre todo las que estaban al alcance de su mano y que provenían de la naturaleza. La arcilla ha sido uno de estos regalos.
   La arcilla es una mezcla de sustancias producida por la meteorización de rocas silíceas que contienen feldespato. Por la acción del agua y del dióxido de carbono, poco a poco se elimina el potasio con una parte de la sílice y se forma un silicato alumínico hidratado al que llamamos caolín. Éste, cuando es impuro, recibe el nombre de arcilla.
   La arcilla se puede encontrar en depósitos primarios (están cerca de las rocas madres y son escasos, aunque en ellos la calidad de la arcilla es más pura) o en depósitos secundarios (son más abundantes y se han formado cuando las arcillas han sido arrastradas por la acción del agua o del viento).
   En cualquier caso, la sedimentación producida por el arrastre hace que en el recorrido se agreguen sustancias varias (impurezas orgánicas o minerales), de ahí que existan arcillas de diferentes colores y densidades.   Asimismo, estas características en la constitución hacen que la sustancia final tenga múltiples propiedades y diversas aplicaciones.


Usos de la arcilla

   Entre las múltiples propiedades de la arcilla encontramos la cicatrizante, desinfectante, absorbente de toxinas y estimulante. Para su aplicación, la arcilla se mezcla con agua, y como resultado se obtiene una pasta que puede ser trabajada por diversos procedimientos. Este preparado, cuando se seca, disminuye su volumen, se contrae y endurece, aunque sus propiedades prácticamente no se alteran.
   Entre las aplicaciones de esta pasta destaca su uso como producto de belleza o complemento para mejorar la salud de la piel y el tratamiento de algunas dolencias, o simplemente en forma de elemento decorativo (jarrones, figuras, etc.) o como un elemento auxiliar de uso habitual en la cocina (platos, tazas...).
   Y es que, consecuencia de estas aplicaciones, la arcilla ha sido utilizada y apreciada por el hombre desde la antigüedad. En papiros del antiguo Egipto se explicaba que los embalsamadores egipcios utilizaban la arcilla para momificar los cuerpos. También en ellos se relataba cómo los médicos sabían de sus propiedades curativas y antisépticas, pues la utilizaban en sus tratamientos para curar heridas de la piel y para tratar enfermedades internas.
   Las culturas griega y romana la emplearon, por ejemplo, como antiinflamatorio antiséptico y cicatrizante, o contra las afecciones del intestino y estómago. Asimismo, conocían su propiedad desengrasante y por ello la utilizaban para tratar y enfurtir los tejidos elaborados con lana.
   Los descubrimientos arqueológicos hallados en Pompeya muestran frescos en los que se refleja el vivir de sus gentes y cómo abatanaban la ropa con agua arcillosa. Precisamente de esta particularidad proviene el nombre de “Tierra de Batan”, con el que aún es conocida la arcilla. Ya en tiempos más recientes, durante la primera guerra mundial, se usó la arcilla mezclada con mostaza para contrarrestar la disentería que afectaba a los soldados.


Aplicaciones en cosmética
   La arcilla que se emplea en cosmética se puede encontrar fácilmente en herboristerías, tiendas de dietética o de manualidades y en institutos de belleza. También podemos prepararla teniendo en cuenta que una vez extraída, es preferible dejarla secar al sol, puesto que el poder de absorción de energía de sus componentes hace que aumente su eficacia. Cuando esté completamente seca, e deberá guardar en recipientes de vidrio o loza, evitando los metálicos, para que no se alteren las propiedades.

Mascarillas faciales
   Las mascarillas de arcilla se usan para limpiar, nutrir y regenerar la piel, y existen tres variedades de este material que pueden resultar útiles: el caolín, la tierra de batán y la bentonita.
   El primer paso antes de proceder a la aplicación de la mascarilla consiste en limpiar la piel con un baño de vapor. Para ello se puede añadir una cucharada sopera de manzanilla en agua hirviendo, y hacer vahos durante unos diez minutos. Transcurrido este tiempo, nos secaremos el rostro con una toallita de papel para aplicar a continuación la mascarilla.
   La elaboración del preparado base es muy sencilla, ya que la arcilla puede mezclarse con infusiones de plantas, aceite, agua, zumo de frutas, etc., según los ingredientes que deban emplearse en cada caso. El objetivo es conseguir una mascarilla de consistencia similar a una papilla o puré.


• Mascarilla para cutis graso
  
Se mezclan a partes iguales arcilla, agua y zumo de pepino. La pasta obtenida se aplica con un grosor aproximado de medio centímetro y se deja actuar. Cuando la persona sienta la piel de la cara tirante, se procederá a retirar la pasta con agua templada.
• Mascarilla para cutis seco
  
Preparamos a partes iguales arcilla, agua y zumo de aguacate. Se mezclan los ingredientes y se sigue el mismo proceso que en el caso anterior.
• Mascarilla para cutis normal
  
En esta ocasión, la mascarilla se elaborará con arcilla, agua y yogur o miel, en una mezcla a partes iguales. El proceso es idéntico al utilizado para el cutis seco o graso.
• Mascarilla para cutis con acné
  
Se prepara la arcilla diluyéndola con una infusión de romero, y a continuación se aplica la pasta sobre los puntos en los que existe acné. Se deja secar y posteriormente se retira con agua de rosas.
Uso capilar
   El poder absorbente de la arcilla la convierte en un excelente producto para mantener la cabellera sana.                         
• Limpieza del cabello
  
Si se desea limpiar el pelo y por cualquier motivo éste no puede ser lavado, la tierra de batán aporta una solución eficaz. Se separa el pelo en hileras y se deposita la arcilla sobre el cuero cabelludo hasta que la cabeza quede totalmente cubierta.
   Se deja actuar durante unos diez minutos, para que la mascarilla pueda absorber la suciedad. A continuación hay que cepillar el pelo enérgicamente para eliminar los restos de esta pasta.
• Champú para cabellos grasos
  
Para elaborar este champú son necesarios 50 gramos de arcilla, 80 ml de infusión de romero y 8 gotas de aceite de coco. Se prepara una infusión añadiendo una cucharada de romero en hojas a 250 cc de agua hirviendo. Se deja reposar durante unos cinco minutos y luego se pasa por el colador.
   Mientras se deja enfriar la infusión, se coloca en un recipiente la arcilla y el aceite de coco, a los que se añade la infusión de romero. Se mezclan todos los ingredientes hasta conseguir el producto final, que puede aplicarse en cabellos de consistencia grasa.


Tratamiento corporal
   Los tratamientos corporales de arcilla sirven, en cosmética, para conseguir una mayor eficacia en la limpieza de la piel, y para proporcionar a ésta una gran suavidad.
• Emplasto de barro para el cuerpo                                                                                                                                                 Para preparar el emplasto de barro son necesarios 100 g de arcilla, 1,5 cucharadas de miel, 200 ml de leche y 1 cucharada de aceite de almendras.
   Se mezclan todos los ingredientes en un recipiente hasta obtener una pasta homogénea y fina.
   A continuación se extiende este preparado por todo el cuerpo. Para que el resultado sea más efectivo, se cubrirá la zona en la que se ha aplicado el emplasto con un plástico; de este modo, se facilita la penetración del producto en la piel.
   Pasados entre 10 y 15 minutos, se elimina el emplaste con una ducha de agua templada. Este sencillo tratamiento es muy útil para arrastrar impurezas, y para nutrir y aportar suavidad a la piel.  


 

 

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