viernes, 21 de agosto de 2015

Stop al Colesterol: 1ª parte


Stop al Colesterol
El colesterol desempeña un papel fundamental en el organismo en cuanto a la formación de la bilis y la síntesis de los esteroides y la vitamina D. pero el exceso de colesterol puede ser perjudicial al aumentar el riesgo de padecer afecciones cardiovasculares. Por esto, la mejor manera de combatirlo es prevenir los factores  favorecedores mediante una buena conducta higiénico-dietética y, si es necesario, un tratamiento natural adecuado.
Medidas generales para reducir el Colesterol
   Determinadas costumbres y adicciones pueden hacer variar el Colesterol. Se sabe que el aumento de ejercicio produce una elevación de la lipoproteína HDL protectora contra el Colesterol malo o LDL, en cambio, sabemos que el sedentarismo tiene un efecto contrario.
   El hábito de fumar tiene aquí su efecto perjudicial indirecto, ya que 1os fumadores, además de los problemas respiratorios, tienen mayor incidencia de trastornos cardiovasculares, entre ellos el aumento de Colesterol, en este caso sin relación con la ingesta.
   También se ha valorado el aumento de Colesterol en personas sometidas a situaciones de estrés, que podría relacionarse con problemas hormonales.
   De este modo, la mejor manera para controlar el Colesterol es, además de la dieta, practicar ejercicio regularmente, no fumar y tomarse las cosas con calma.


   El aumento del colesterol en sangre (hipercolesterolemia) se engloba dentro de un conjunto de patologías por exceso de lípidos (grasas) en sangre, denominado hiperlipemia.
   Las hiperlipemias pueden tener un origen genético o aparecer como consecuencia, bien de una sobrealimentación de alimentos ricos en grasas, o bien de una enfermedad metabólica o endocrina, como el hipotiroidismo.
   La consecuencia más importante es el aumento significativo del riesgo de padecer arteriosclerosis, que se caracteriza por el depósito de sustancias grasas en la pared interna de los vasos, produciendo una disminución de su luz, con una reducción del riego sanguíneo y una rigidez de los vasos, todo lo cual conforma un factor a tener en cuenta en la hipertensión. Secundariamente, la arteriosclerosis puede producir desprendimientos de estos acúmulos grasos, ocluyendo vasos (trombosis) que van a irrigar a diferentes órganos (infarto). Tal es el caso de placas de arteriosclerosis en la bifurcación de la carótida (arteria que irriga el cerebro), que al desprenderse da lugar a una embolia cerebral e infarto.
   En relación al aumento de colesterol es esencialmente importante cuando las concentraciones de las lipoproteínas HDL (lipoproteínas de alta densidad) son bajas y las lipoproteínas LDL se encuentran elevadas. Esto también se valora mediante el denominado índice aterogénico, medido por el cociente de estas dos lipoproteínas (cociente LDL/HDL), que en este caso está aumentado.

El metabolismo de las grasas
Los aceites vegetales no contienen Colesterol, pero si Esteroles
   Los lípidos o grasas constituyen un grupo heterogéneo de compuestos biológicos importantes. Constituyen la forma más concentrada de energía disponible para el organismo, ya que proporcionan 9 kilocalorías por gramo (el doble que los hidratos de carbono y las grasas). Por esto, su principal función es la de empaquetamiento energético de reserva en el tejido adiposo. Así, en circunstancias en las que necesitemos un aporte suplementario de energía corporal, y en el caso de que no la podamos satisfacer mediante la movilización de los hidratos de carbono (azúcares), que son la energía de primer paso, se pondrá en marcha la degradación de estos depósitos para satisfacer la demanda energética.
   La denominación grasa o aceite viene en función de su estado físico. Las grasas son sólidas por la presencia de ácidos grasos denominados “saturados”, y los aceites son líquidos por su contenido en ácidos grasos insaturados. Dentro de las primeras tenemos las grasas de origen animal, y entre los segundos contamos con los aceites vegetales, como son los de girasol, soja, germen de maíz, cártamo y oliva.
   Las grasas o aceites son compuestos orgánicos formados estructuralmente por la unión de un ácido con un alcohol, con eliminación de agua, es decir, un ácido graso con glicerina (propanotriol).
Nos encontramos con que las grasas y aceites comestibles pueden ser saturadas, insaturadas o poliinsaturadas, en función de la estructura y tipo de enlaces moleculares que tienen.
Mientras que las grasas animales contienen, además, el colesterol, compuesto de importancia fisiológica que es el intermediario de la síntesis de esteroides (esteroles o alcoholes orgánicos) y diversas hormonas, los aceites vegetales no contienen colesterol, pero sí esteroles que no son absorbidos por el cuerpo que interfieren en la absorción del Colesterol, por lo que los llamamos protectores contra el Colesterol.


La digestión y asimilación de los lípidos en la alimentación
   La mayoría de los lípidos que ingerimos están en forma de triglicéridos. Diariamente comemos unos 150 gramos de grasa al día, que corresponden d 35% del aporte calórico total diario. La digestión y posterior absorción de las grasas se produce en el intestino delgado, tal como voy a exponer. La lipasa pancreática es un enzima que ataca a las moléculas de triglicéridos liberando sus partes estructurales, es decir por un lado las moléculas de glicerol y por otro el ácido graso, que puede ser estructuralmente insaturado (aceites vegetales de maíz, girasol. soja. cártamo..), monosaturado (aceite de oliva) y saturado (grasas animales). Una vez absorbidas estas sustancias de división mediante su paso por la pared intestinal, son enviadas a la sangre venosa en forma de quilomicrones (triglicéridos sintetizados nuevamente). Estos lípidos no son solubles en un medio acuoso como la sangre, y por ello son transportados en forma de lipoproteínas, que, como su nombre indica, son compuestos de proteínas grasas capaces de disolverse y transportarse en un medio acuoso come la sangre (hidrosoluble). Según su densidad se dividen en:
-Alfa-1iproteínas o lipoproteínas de alta Densidad (HDL)
-Beta-lipoproteínas o lipoproteínas de
baja Densidad (LDL)
-Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
   Característicamente las VLDL tienen concentraciones elevadas de triglicéridos y concentraciones moderadas de fosfolípidos y colesterol. Las LDL contienen relativamente pocos triglicéridos y una proporción elevada de Colesterol, por eso a esta lipoproteína se la denomina popularmente COLESTEROL MALO.
   Inversamente vemos que las HDL contienen una mayor proporción de proteínas (de un 50%) y concentraciones menores de lípidos. Estamos ante el denominado popularmente COLESTEROL BUENO.


La fibra también ayuda
   Es necesario señalar la importancia de la ingesta de fibra, que limita la absorción intestinal de los lípidos en la dieta, además de aumentar las necesidades de ácidos biliares para su digestión, ya que esto produce un descenso del colesterol interno al utilizarse para la formación de los ácidos biliares. Las fibras vegetales se combinan con los ácidos biliares en el tracto gastrointestinal y favorecen su eliminación, previniendo que éstos se vuelvan a reabsorber en el tubo digestivo y nuevamente sean reutilizados. Hay que tener en cuenta que la práctica totalidad del Colesterol hepático se convierte en ácidos biliares, que son vertidos al duodeno y posteriormente reabsorbidos en el íleon terminal, para ser utilizados de nuevo en forma de bilis. Las fibras aumentan el porcentaje de colesterol utilizado para formar nuevos ácidos biliares, en vez de ser utilizado para formar lipoproteínas de baja densidad (LDL). Este efecto es importante, por cuanto se calcula que el descenso de un 1% en la concentración de LDL conduce una reducción del 2% en la mortalidad.
   En el grupo de las fibras vegetales cabe destacar las derivadas de las verduras y los cereales (salvado de trigo, arroz integral, centeno, cebada...).
   De efecto similar a las fibras vegetales tenemos otras sustancias pertenecientes también al grupo de los hidratos de carbono, como son:
-Las pectinas, que se extraen de las frutas (cítricos, manzana y remolacha). Contienen poligalacturonanos, que se combinan con los ácidos biliares con una acción hipolipemiante. Absorben agua y protegen la mucosa intestinal.
-Los mucílagos neutros (galactomananas, glucomananas), que forman soluciones coloidales que retardan la absorción de glúcidos y lípidos, con efecto anticolesterol y antidiabético. Se encuentran principalmente en:
algarroba (Ceratonia siliqua), tamarindo (Tamarindus indica), glucomanano (Amorphophallus Konjak), goma de guar (Cyamopsis tetragonolobus), alholva (Trigonella foenum-graecum), ciruela (Prunus doméstica)
-Los mucílagos ácidos, que además del efecto combinante con los ácidos biliares, poseen un efecto laxante y emoliente: ispágula (Plantago ovata), lino (Linum usitatissimum), llantén (Plantago mayor, Plantago media, Plantago lanceolata), malva (Malva sylvestris), malvavisco (Althaea officinalis), zaragatona (Plantago arenaria, Plantago psyllium).


 

 

 

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