jueves, 17 de septiembre de 2015

Depresión: 4ª parte


Nutrición
Carencias nutricionales y estados depresivos
   En la relación entre alimentación y Depresión es importante destacar el papel que tiene un aminoácido que se halla en los alimentos proteicos, el triptófano. Éste es un aminoácido esencial que nos ayuda a descansar, puesto que interviene en el proceso natural del sueño. A partir de él se forma, en el cerebro, la serotonina, una sustancia que induce una sensación de bienestar y reduce el dolor, el estrés y la ansiedad, dando como resultado una acción antidepresiva.
   Según esta apreciación, es muy importante que, en la dieta, se incluyan proteínas completas. Los alimentos que las proporcionan en mayor cantidad son las carnes (de vaca y ternera). El pescado las contiene en un
15 a 25% (bacalao, atún, salmón, sardinas y rodaballo), los langostinos en un 30%, la harina de soja en un 40% y el alga espirulina en un 65% (se deberían tomar unos 5 gramos al día, desecada o en comprimidos).
   Otras fuentes importantes de triptófano son el requesón, el plátano, la leche, los dátiles secos y los cacahuetes, alimentos que se deberían ingerir solos.
Vitamina B: La ingesta de Vitamina B es imprescindible para el buen estado del sistema nervioso y, por tanto, para cualquier estado depresivo. Las mejores fuentes de Vitamina B las podemos encontrar en la levadura de cerveza, el germen de trigo, la soja y todos sus derivados (harina, soja germinada, lecitina de soja, tofu, queso de oveja, etc.), en cereales integrales, frutos secos sin tostar (nueces, almendras, avellanas), en la melaza (miel de caña de azúcar) y en el alga espirulina.
   No olvidemos que tanto los cereales como la soja aumentan su contenido vitamínico cuando se dejan germinar.


Otros aportes a tener en cuenta
     En la depresión se dan alteraciones del sueño y del apetito, que se manifiestan con falta de energía y decaimiento de las funciones intelectuales. Estas alteraciones suelen responder de forma excelente a la administración de Vitamina B12, que puede encontrarse, sobre todo, en suplementos de alga espirulina.
   El litio es un oligoelemento importante que actúa, entre otros, en el campo de las alteraciones psíquicas y nerviosas. Los alimentos vegetales y animales son una buena fuente, aunque su concentración es muy inconstante, ya que depende de las concentraciones del mismo en suelos y aguas del lugar de donde proceden. También hay aguas minerales ricas en litio.
   Los nutrientes antioxidantes también son efectivos, ya que en la depresión se ha observado un aumento de los llamados radicales libres. Uno de los antioxidantes más potentes es la vitamina E, la vitamina C, el betacaroteno (precursor de la vitamina A) y el selenio (se encuentra en el germen de trigo, salvado de trigo, cebolla, tomates y brécol). Todos estos antioxidantes desarrollan mejor su actividad cuando están juntos, como ocurre al tomar vitamina E y selenio.


Consejos prácticos
   Todos sabemos lo mucho que afecta el sistema nervioso al sistema digestivo. En la depresión, así como en estados de angustia o estrés, provoca cambios negativos en su funcionamiento normal. De este modo, es vital desarrollar otras actividades:
1.- Practicar ejercicio físico (un deporte o actividad adecuado a la edad y las condiciones (le cada persona), ya que ayuda a aumentar la autoestima, es decir, cuando el organismo se mueve, el cerebro produce mayor cantidad de endorfinas y serotonina, denominadas “hormonas de la tranquilidad”. Además, el ejercicio eleva la temperatura del cuerpo, estimulando el hipotálamo cerebral y haciendo que nos sintamos más relajados.
2.- Aprender y aplicar técnicas sencillas de relajación, yoga, tai-chi, etc.
3.- Habituarse a ver el lado positivo de las situaciones, practicando y cultivando este optimismo.
4.- Entrar en relación con la naturaleza, pasear, sentir cómo todo forma parte de nosotros mismos.
5.- Evitar bebidas y alimentos excitantes como el café, el alcohol, el tabaco, los fritos, las conservas, los ahumados, etc.
6.- Tomar jugos de frutas (piña, kiwi, papaya) y hortalizas frescas (berros, lechuga, pepino, alfalfa, acelgas, espinacas), leche de almendras, etc.

Alimentos curativos
• Germen de trigo
• Levadura de cerveza
• Polen
• Jalea real
• Limón
• Ajo
• Cebolla
• Semillas de lino y semillas de sésamo.
Alimentos recomendables
• Albaricoque, melocotón, manzana, naranja, uva, higos secos, cereales integrales, plátanos, leche de almendras,
yogur, kéfir.
• Espinacas, pimiento, tomate, zanahoria, rábanos.
• Nueces, cacahuetes, semillas germinadas, almendras, pipas de girasol sin tostar.
* Legumbres.
• Melaza.
* Las frutas y las hortalizas, además de tener una función energética, ejercen una acción relajante sobre el sistema nervioso central.

 

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