martes, 6 de octubre de 2015

Complejos de Edipo y de Electra: 2ª y última parte


Claves para reconocer y reciclar tu Edipo
1 Tómate una tarde para escribir los primeros recuerdos que tengas en relación con tus padres, concéntrate en anotar los sentimientos más relevantes, si te considerabas la hija o el hijo preferido y cómo se traducía esto en tu relación con tu padre o con tu madre.
2 A continuación, escribe lo que recuerdes acerca de tus primeras diferencias con tus padres, señalando en especial aquellos puntos en los que sintieras que te impedían alejarte de ellos o compartirte con terceros.
3 Anota qué sientes al oler la colonia o el perfume de tus padres, o cuando te tocan para abrazarte (si es que lo hacen) o para besarte, cuánta más angustia sientas, mayor complejo de Edipo.
4 Seguidamente, toma nota de los principales sueños en los que ellos aparezcan, independientemente de su contenido moral o lógico. Éstos contienen mucha información de los deseos más fuertemente reprimidos:
a mayor recuerdo, menor represión. Repasa también tus dificultades actuales para emprender largos viajes, especialmente en avión.                                                                                                                                             

5 Reflexiona relajadamente acerca de toda la información obtenida y plantéate en qué aspectos podrías mostrarte en adelante ante tus padres como un ser adulto e independiente, antes que como mera hija o hijo.
   Esto incluye la expresión verbal y no verbal (besos, caricias, abrazos, sonrisas) de los afectos más tiernos entre padres e hijos. Acercarte relajadamente a ellos suele ser una forma segura de vivir la experiencia con satisfacción, reduciendo la carga de ansiedad al mínimo. Si no necesitas hacer esfuerzo alguno para expresarles tus pensamientos y sentimientos, probablemente estás fuera de un Complejo de Electra o de Edipo.
6 Para terminar, repasa las relaciones sentimentales que has tenido hasta el momento, prestando especial atención a lo que tengan en común ron tus padres (por separado). Esto te indicará si buscas o has estado buscando una pareja que, de alguna manera, te recuerde a tu padre o a tu madre, independientemente de los sentimientos hacia ellos.  

Cuando Edipo cede

    La edad crítica para la superación de los Conflictos de Edipo y Electra son los tres años. A esa edad, la identificación con el padre y/o con la madre ya ha adquirido toda su intensidad. Para ello, puede ser útil:
1 Facilitar a los pequeños la relación con otros niños y niñas de distintas edades, lo que les permitirá conocer otros rasgos de personalidad no tan presentes en sus familiares más cercanos.
2 Explicarles, tan pronto como sea posible, que son personas distintas, que cambiarán y se harán cada día más interesantes, de modo que la relación entre los miembros de la familia será más divertida.
3 Permitir que el niño actúe de modo distinto a su padre y a su madre, siempre dentro de los límites de lo razonable, favoreciendo así su diferenciación.
4 Evitar ante él los comentarios acerca del parecido físico o de carácter que se puedan advertir. Con ello se evitará el efecto de sugestión, que podría provocar que el niño o la niña tratara incluso de imitar determinados rasgos ensalzados por sus familiares, en detrimento de los más consonantes con sus propias tendencias.
5 Evitar tratarles como el “maridito de la madre’ o la “mujercita del padre”, lo que ocurre con mayor frecuencia de lo que nos imaginamos. Ni el niño ni la niña existen para los padres, sino para sí mismos y, en el futuro, para su pareja (si deciden y pueden tenerla) y no son ni hombrecitos ni mujercitas, sino simples niños.
6 Aceptar que elijan libremente aficiones y futuras profesiones, incluyan o no las que han tenido o admirado los progenitores, abuelos, etc.
7     Mostrarse ante los hijos sin afectación, es decir, transmitiéndoles una imagen de sí mismos lo más ajustada a la realidad: ya se encargarán ellos de exagerarla.

Edipo no disimulado
    Muchas escenas cotidianas nos remiten al Complejo de Edipo:
> Padres que, sorprendentemente y sin pudor alguno, van del brazo de sus hijas y en lugar de aparecer junto a sus esposas, alardean de la belleza de sus niñas y las exhiben como en busca de un pretendido equívoco. En el extremo, esto da lugar al abuso sexual de los propios hijos por parte del padre o la madre que secundan su complejo.
> También hallamos jóvenes varones que, con aparente normalidad, mantienen relaciones con mujeres veinte años mayores que ellos, para regocijo de ambos, ellos reencuentran la seguridad que el amor perdido de su madre les arrebató, mientras ellas recobran todo el fragor de la libido (instinto psicosexual) en una especie de ‘segunda juventud”.
> O bien a la inversa: chicas que se entregan al arte de amar a una nueva pareja de edad muy superior; como en el caso de varones lo suficientemente mayores en edad o apariencia como para poder ser o parecer su padre. El beneficio inmediato resulta ser para ambos, como en una extraña simbiosis de la que les costaré salir, especialmente al miembro más joven de la pareja.
   A la larga, la diferencia entre ambos será suficiente como para zanjar una relación diseñada para tapar un viejo problema: el Complejo de Electra o de Edipo, según el caso.


¿Conflicto o complejo?
   Estas son algunas pistas para saber si tu hija o tu hijo no superaron el obligado Conflicto de Electra o de Edipo, con lo que hoy día pueden sufrir el Complejo resultante:

1 Hace años que el pequeño celebró su tercer cumpleaños, pero imita de forma descarada a su padre y/o a su madre en la forma de gesticular, hablar, reír, sentarse, firmar, dibujar, entretenerse con las mismas aficiones...etc.
2 Lleva años siguiendo, a pies juntillas, las formas exactas de comportarse ante los demás...
3 A menudo presume de lo que se parece a su padre o a su madre en tal o cual cosa.
4 Cuando llega a la adolescencia, sólo imagina a una pareja posible si se parece a su padre o a su madre en la forma de quererle, en el físico, en el carácter, en a profesión, etc.
5 No se plantea otras perspectivas que las de hacer lo mismo que su padre y/o su madre, aunque pueda requerir habilidades distintas de aquéllas en las que él/ella destaca.                                                                                                   
6 Abandona cualquier habilidad que perciba como ausente en su padre o en su madre, sobre todo cuando no merece la atención o el reconocimiento de ellos.
7 Consulta al progenitor con quien se ha identificado hasta las más insignificantes cuestiones y decisiones, asegurándose así que le agradará lo que haga.
8 Defiende con pasión y sin crítica algunas de las creencias, ideologías y prejuicios de uno de sus progenitores, e incluso de ambos.
9 Prefiere tener sus fotografías más antiguas, así como la del padre y/o la madre.
10 Es capaz de verse involucrado en discusiones y peleas verbales o físicas si alguien osa comprometer el buen nombre de su padre y/o de su madre, o bien de cualquier cosa relacionada con él o con ella.

 

 

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