miércoles, 21 de octubre de 2015

El Envejecimiento: 1ª parte


El Envejecimiento
Escritores, poetas, filósofos, científicos..., todos se han sentido atraídos por el inevitable “paso del tiempo” y la huella que éste va dejando en el ser humano.                              
Podemos decir que el envejecimiento es el reflejo del tiempo sobre los seres vivos y sus células.
Fisiológicamente, esas células envejecidas pierden su capacidad mitótica y de crecimiento, es decir son incapaces de regenerarse.
   Desde hace tiempo se observó que las células de un organismo se renuevan con frecuencia, si esto no ocurriera, nuestra vida sería muy corta. Una célula vieja muere y es renovada por otra que acaba de nacer.    Mientras este proceso esté compensado, no hay problema, pero con el tiempo, el proceso se va descompensando, ya que, por una parte, así está escrito en la célula (en su código genético), y por otra, no siempre tratamos adecuadamente a nuestro organismo.
   Se admite pues la coexistencia de dos tipos de envejecimiento, el natural o genético, y el precoz, en el que influyen caracteres internos y externos.
   De ahí que también podamos envejecer más rápidamente de lo “normal”.
   Son diversas las teorías que tratan de explicar el fenómeno biológico del envejecimiento:
+ Hipótesis genéticas, que suponen mutaciones del DNA que alteran la síntesis proteica.
+ Hipótesis genético-mitocondriales, que piensan en modificaciones del genoma mitocondrial, responsable de una disminución de funcionalidad de las mitocondrias.
+ Hipótesis inmunológicas, que hablan de la producción de “chalonas” (factores de envejecimiento) por los linfocitos T.
   La más aceptada actualmente implica a los “Radicales libres” como partículas altamente reactivas, capaces de alterar la membrana celular y su fisiología.


ENVEJECIMIENTO Y PIEL
   El envejecimiento fisiológico se acompaña de un envejecimiento cutáneo, que conlleva una serie de modificaciones en la dermis, entre ellas:
+ Disminución de secreciones glandulares.
+ Aumento de la melanogénesis pigmentación no uniforme (aparición de manchas).
+ Disminución del grosor de la dermis y de su elasticidad.
+ Aumento de la fragilidad de los capilares sanguíneos.
+ Disminución del volumen de sangre circulante, y con ello de los intercambios celulares.
+ Pérdida de hidratación y turgencia.
+ Disminución del número de fibroblastos (estructuras donde tiene lugar la renovación de colágeno).


FITOCOSM ÉTICA ANTIENVEJECIMIENTO
   El volumen de ventas del segmento ‘antienvejecimiento” de la cosmética alcanza cotas cada vez mayores, y es que incluso hoy... ¿quién no vendería su alma al diablo, en trueque por el “elixir de la eterna juventud”?   Gracias a los avances tecnológicos podemos disponer de formas de aplicación sofisticadas (liposomas, microemulsiones, microcápsulas...), con mejor poder de penetración en la piel, y extraer un mayor potencial de sustancias activas, incluso del mundo vegetal.
   Prevenir para retardar al máximo la aparición de lo signos de vejez, y atenuar en lo posible los ya existentes, son las ofertas del mercado de la fitocosmética.


HIDRATAR, NUTRIR, Y REGENERAR
   Con el paso del tiempo, el colágeno y la elastina, proteínas presentes en la dermis, e implicadas en la elasticidad de la misma, van perdiendo sus propiedades. Además, al envejecer se produce una disminución de fibroblastos (disminuye la síntesis proteica), y una reducción del calcio extracelular dérmico (el calcio es fundamental para la contracción/extensión de fibras). Todo ello provoca una pérdida de elasticidad y deshidratación dérmica, que da lugar a la aparición de las “arrugas”. Hasta hace poco tiempo se ha intentado suplir esta pérdida de proteína dérmica con colágenos y elastinas de origen animal, hoy, superadas las dificultades de obtención con calidad cosmética, las proteínas intentan sustituir al colágeno y la elastina animal, aunque su perfil de aminoácidos presente ciertas variaciones.
   Estas PROTEINAS VEGETALES se comercial izan como hidrolizados, y se obtienen mediante procesos de hidrólisis (enzimática, ácida o alcalina). Las fuentes de extracción más comunes son:
+ Trigo + Soja + Arroz + Maíz + Avena + Almendra
  
Para evitar la deshidratación, existe toda una gama de GRASAS VEGETALES que actúan de forma oclusiva, es decir, forman en la superficie de la epidermis un manto lipídico o barrera que frena la evaporación excesiva de agua. A esto se suman los particulares efectos que como fracción saponificable o insaponificable puedan ejercer:
A- Fracción saponificable: Contiene ácidos grasos poliinsaturados (A.G.P.I.), también conocidos como ácidos grasos esenciales. Destacan el ácido linoleico y el ácido linolénico, implicados en la biosíntesis de prostaglandinas.
   Se sabe que la carencia de A.G.P.I., entraña alteraciones en la piel, como sequedad y pérdida de flexibilidad, y existen estudios que demuestran que las alteraciones mejoran después de la aplicación de tales ácidos grasos.
   Como aceites vegetales ricos en A.G.R.I., destacan:
÷ Aceite de Borraja (semilla)
÷ Aceite de Onagra (semilla)
+ Aceite de Grosella (semilla)
+ Aceite de Rosa Mosqueta (semilla)
  
En el caso particular del aceite de ROSA MOSQUETA (Rosa aif. rubiginosa), también se ha identificado en su composición la presencia de Acido trans-retinoico. Todo ello explica el efecto atenuante de arrugas superficiales, y la decoloración de las manchas generadas por la vejez o el abuso del sol.
B- Fracción insaponificable: suministran principalmente alcoholes grasos, vitaminas liposolubles y esteroles.
   Como fuentes más comunes destacan:
+ Aguacate (fruto)
+ Karité (semilla)
+ Maíz (germen)
+ Sésamo (semilla)
+ Soja (semilla)
+ Trigo (germen)
  
Los experimentos realizados, por ejemplo, con los insaponificables de SOJA y AGUACATE, demuestran que mejoran la elasticidad de la piel, ya que son capaces de disminuir el grado de reticulación del colágeno y activar el crecimiento de fibroblastos en cultivos celulares.
   Como principios reparadores o regeneradores, se han venido utilizando tradicionalmente extractos de placenta (humana, bovina) y de otros órganos animales (bazo, timo, ovario...) cuyo fin era aportar a la piel sustancias activadoras del metabolismo celular (enzimas, aminoácidos, péptidos, vitaminas...).
   Actualmente, apoyándose en esto, se han logrado obtener extractos vegetales con idéntica función. Las fuentes utilizadas son de dos tipos:
1- Tejidos de reserva (semillas) de la planta, que contienen las sustancias necesarias para el crecimiento:
+ semillas de soja
+ guisante
+ albumen de castaño de indias
2- Tejidos embrionarios, que poseen un gran potencial de desarrollo:
+ Melisa
+ Grosellero                                                                                                                                                                   
Dos son también los sofisticados métodos de obtención:
- Mediante estabilización de la planta fresca, para conservar las sustancias frágiles.
- Sometiendo los tejidos vegetales a condiciones de vida difíciles (congelación), para que éstos secreten sustancias de resistencia (sustancias biogénicas).
   También la planta íntegra, a través de sus extractos, se incorpora en las fórmulas antienvejecimiento/ antiarrugas, con propiedades reafirmantes, reparadoras y regeneradoras celulares:
+ Centella (Centella asiática)
+ Cola de caballo (Equisetum arvense)
+ Equinácea (Echinacea angustifolia)
+ Fenogreco (Trigonella foenumgraecum)
+ Hipérico (Hypericum perforatum)
+ Lirio (Lilium candidum)
+ Tepezcohuite (Mimosa tenuifl-ra)
+ Ginseng (Panax ginseng)

   Los constituyentes activos de estas plantas son diversos, agrupando heterópsidos triterpénicos, flavonoides, fitoesteroles..., y su acción está basada en diferentes mecanismos en algunas plantas aún desconocidos.
Concretamente, en la raíz de GINSENG existen “ginsenósidos” como principios activos (panaxósidos, según los investigadores rusos).
   Aparte de explicar su efecto positivo sobre el rendimiento humano, son capaces de estimular la síntesis de RNA y proteínas, e influyen en el metabolismo de lípidos y carbohidratos.
   Los primeros en introducirla en cosmética fueron los alemanes, en una crema antiarrugas, junto con jalea real y lecitina, hoy invade el mercado de la “cosmética verde” como estimulante y desfatigante del cutis.
   Las últimas novedades en este campo apuntan a plantas con utilidad antiarrugas como:
+ Terminalia sericea (Familia Combretácea)
+ Olax dissitiflora (Familia Ola-cácea)

No hay comentarios:

Publicar un comentario