martes, 5 de julio de 2016

Hipertensión, 1ª parte


EN EL PLANO PSICOLÓGICO LA PRESIÓN SANGUÍNEA ES
EXPRESIÓN DE LA DINÁMICA DEL SER HUMANO. SE DERIVA DE LA INTERACCIÓN DEL FLUIDO SANGUÍNEO QUE
CORRE LIBREMENTE POR NUESTRO CUERPO Y LAS PAREDES DE LOS VASOS QUE LA CONTIENEN.
LA HIPERTENSIÓN APARECE CUANDO LA PRESIÓN ARTERIAL ESTÁ INCREMENTADA RESPECTO A UNOS VALORES MEDIOS O NORMALES, QUE VARÍAN SEGÚN LA EDAD.

   Podríamos decir que en la mayoría de los casos no hay una causa conocida. Es entonces cuando hablamos de Hipertensión Primaria o Esencial. Veamos ciertos factores que intervienen en su producción: factor hereditario
Hay una mayor incidencia si hay antecedentes familiares, pero ello no indica que haya un gen responsable de la alteración, ya que factores familiares como la obesidad, el colesterol elevado y la reactividad exagerada de los vasos son alteraciones relacionadas que pueden ser producidas por factores adquiridos como la alimentación, el aprendizaje de la conducta o una característica fisiológica de la persona no relacionada directamente con la hipertensión.
Consejos higiénico-dietéticos
Evitar la ingesta de alimentos ricos en colesterol, como pueden ser huevos, crustáceos, hígado y carnes grasas, y aumentar los alimentos ricos en grasas poliinsaturadas como soja, aceites de maíz, girasol... y aceites de pescado, con alto contenido en EPA y DHA, que proporcionalmente reducen el nivel de colesterol. Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra vegetal, ya que reduce el nivel de colesterol.
Eliminar el tabaco. Disminuir el nivel de estrés. Evitar estimulantes como el café y el té.
Disminuir la ingesta de Sodio (sal), que participa en la retención de líquidos y aumentar la ingesta de
alimentos ricos en Potasio (frutas y verduras). Aumentar la actividad física aeróbica: caminar, nadar...
Mantener el peso sobre unos márgenes adecuados, ya que se sabe que las personas obesas tienen por ello más riesgo de alteraciones cardíacas y de hipertensión.

Niveles normales de Tensión
   En un adulto los niveles de tensión máxima o denominada sistólica (corresponde a la contracción del corazón), varían entre 110 y 155 mm de mercurio y la mínima o diastólica (corresponde a la relajación del músculo cardíaco) entre 60 y 90 mm de mercurio.
   En personas de edad, se pueden observar valores de tensión arterial sistólica sobre 160 mm de mercurio y no padecer hipertensión como tal, esto es debido a procesos de endurecimiento de las arterias, esclerosis, que provoca una pérdida de la elasticidad de las arterias, aumentando la tensión bruscamente después de la contracción del corazón y subiendo por encima de los valores normales en un adulto joven.
   Aparte de la edad, la tensión arterial puede variar a lo largo del día, así alcanza niveles más bajos a primeras horas de la mañana, sube durante la mañana y se estabiliza por la tarde hasta la noche que empieza a descender después de la cena y durante el reposo nocturno.
   El hecho de que a una persona se le encuentre la tensión arterial alta no quiere decir que sea hipertenso. Necesitaremos varias tomas de tensión a la misma hora y en las mismas condiciones para diagnosticar una hipertensión arterial.


Sexo:                                                                                                                                                         Es más frecuente en las mujeres a nivel estadístico general, aunque en el hombre empieza en edades más tempranas. Hay que tener en cuenta que mujer en la edad de función ovárica se previene de algún modo la
hipertensión por efecto vasodilatador hormonal. A partir de los 45 años los porcentajes se igualan y a partir de los 60 años aumenta el número de mujeres con respecto a los varones.
Alimentación:
   El aumento en la ingesta de sal incrementa la incidencia a padecer hipertensión. Ello se produce por varios mecanismos, por un lado por la retención de agua, con aumento del volumen circulatorio, y por otro lado el depósito de la misma sal en la pared de los vasos, lo cual produce inflamación y estrechamiento de los mismos.  Lógicamente la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas animales produce un mayor depósito colesterol en las arterias con disminución del calibre de los vasos y un obstáculo al flujo sanguíneo con aumento de la presión.
Factor vascular:
  
Puede haber una mayor reactividad de los vasos a la contracción ante estímulos externos, aumentando también la frecuencia del corazón en respuesta a la actividad de la Adrenalina y la Noradrenalina, también puede haber una mayor sensibilidad contráctil de los vasos (vasoconstricción) ante procesos en los que se produce disminución del oxígeno (isquemia).
   Todo ello produce una hipertensión que aparece y desaparece y que se llama Paroxística.
Renal:
  
El riñón regula la retención o liberación de nuestro organismo del Sodio, y con ello del agua circulante.   Puede haber alteraciones renales o de sus vasos que aumenten la síntesis de un enzima denominado Renina, que se encarga de desencadenar el aumento de la tensión arterial por incremento de la contracción vascular y porque activa al final la síntesis de Aldosterona, que produce una retención de sodio en nuestro organismo. Ambos factores en estado normal contribuyen a mantener la tensión arterial según necesidades e ingesta de agua. Es por ello que cuando bebemos poco, la orina es más concentrada, y viceversa, pero en ambos casos la tensión arterial se debe mantener constante.
   Sin embargo, la hipertensión de causa renal, de igual incidencia tanto en hombres como mujeres, se trata con éxito restableciendo el problema mecánico que acontece, que frecuentemente es el estrechamiento de la arteria renal, que manda un mensaje equivocado al riñón de falta de aflujo sanguíneo, y éste responde liberando sustancias que aumentan la tensión arterial.
Psicológico:
   En el plano psicológico la presión sanguínea es expresión de la dinámica del ser humano. Se deriva de la interacción del fluido sanguíneo que corre libremente por nuestro cuerpo y las paredes de los vasos que la contienen. Son como dos fuerzas antagónicas, fruto del equilibrio entre el desarrollo de la personalidad que aflora, dirige y actúa, y la resistencia a su expresión.
   En la hipertensión la presión es muy alta, por tanto hay un alto nivel de resistencia, entendiendo como tal un proceso de freno a una actividad liberadora de la energía generada en el aumento de la circulación sanguínea.
   Es evidente que la persona hipertensa se mantiene constantemente al borde de un hecho problemático sin aportar soluciones prácticas liberadoras, es lo que literalmente se expresa como estar sometido a presión. Tiene un conflicto, pero no lo afronta, por lo que no consume la sobrepresión acumulada, generando a veces derroche de actividad y dinamismo superfluo. En otras palabras, podríamos decir que la Hipertensión es un indicio de agresividad reprimida en la que la situación hostil permanece encallada en una idea, y la energía aportada no es descargada mediante la acción hacia este impulso liberador. El impulso inicial produce un aumento de la circulación sanguínea, y el autodominio una contracción de los vasos, así la presión de la sangre y la contrapresión de las paredes de los vasos provocarán de un modo permanente la hipertensión.
   Esta interpretación es válida en la mayoría de los casos, que representan el grupo de hipertensos en los que no se sabe la causa porque no existe alteración orgánica visible y que con mayor frecuencia incide sobre el sexo masculino. En los casos en los que hay una causa conocida de la hipertensión, hablamos de Hipertensión Secundaria

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