lunes, 11 de julio de 2016

Homeopatía, 2ª parte


La homeopatía ha cumplido 200 años, y los métodos de fabricación de sus medicamentos han evolucionado notablemente, desde los tiempos del D Hahnemann.
En 1961, Jean Boiron creó la triple impregnación, método que demostró su superioridad frente a la impregnación simple, mediante trabajos científicos realizados en colaboración con Pr. Cier sobre productos radiactivos.
Posteriormente, esta superioridad fue confirmada por otros trabajos universitarios
PRINCIPIOS GENERALES DE LA HOMEOPATÍA

Principios de semejanza o similitud
   Enunciado por primera vez por Hipócrates, fue establecido años después por Hahnemann, y defendido posteriormente por autores del prestigio de Pasteur Claude Bernard, Jenner, Arndt Schulz.
   Esta ley de la semejanza no es desconocida para la medicina convencional, las inmunizaciones se basan el principio de los semejantes y el tratamiento moderno de las alergias sirve también de la aproximación homeopática mediante el uso de las dosis de alergenos a fin de provocar una respuesta en forma de anticuerpos.
   Si bien algunos tratamientos médicos convencionales utilizan la ley homeopática de la semejanza, no siguen otros principios fundamentales de la homeopatía. Así, por ejemplo, los tratamientos no son prescritos de
forma individual hasta el nivel de selectividad común en la homeopatía, ni se describen en dosis similares, seguras y extremadamente reducidas.
   Existen datos recogidos por Ralph L. Roys (1931) sobre la medicina de en los mayas, en los que algunas de las indicaciones de los remedios utilizados  parecen seguir una idea de curar con los semejantes, pues para una erupción de la piel parecida a la picadura de avispas aplicaban nidos de avispas aplastados, ciertas lianas serpenteantes estaban indicadas en la mordedura de serpientes, frutos amarillos para la ictericia...
   Años después de Hahnemann, Jenner practicó la primera vacunación antivariólica, que demostraba la eficacia de la aplicación de la similitud a la profilaxis.
                 
- El simillimum y el similiar -
  
El simillimum corresponde a una similitud llevada al máximo (el medicamento más similar). Para identificarlo, Hahnemann estableció que “es preciso tener en consideración la constitución física del enfermo, especialmente si se trata de un crónico, observar el carácter y el espíritu, las ocupaciones, el modo de vivir, los hábitos, las relaciones familiares y sociales, el sexo (...)“. (Organon).
  
El simillimum actúa sobre el conjunto del desorden energético del enfermo, y puede inducir, por sí solo, a la curación total. Opera a todos los niveles de paciente, y se prescribirá a una dilución elevada.
   En cambio, el similar es un remedio que cubre una similitud parcial. Corresponde a cuadros circunscritos a enfermedades de un aparato o de un sistema, o a fenómenos vasomotores con signos simpáticos o vegetativos periféricos. Podemos considerarlo como un medicamento de acción limitada, un remedio menor, que actúa sobre las perturbaciones de un tejido o de un órgano, o también como un policresto (remedio de amplio espectro) que tiene una acción directa sobre un tejido u órgano. Se prescribe en dilución baja o media. Su misión es actuar con rapidez ante un síntoma circunscrito o ante un síndrome claro y preciso.
   Por ejemplo; el medicamento Sanguinaria cubre la hemicránea de la derecha, Spigelia la de la izquierda, Cuprum metalli-cum alivia los calambres y los espasmos dolorosos agravados por el frío y la noche, y Kreosotumes un buen medicamento para las caries dentales. La acción terapéutica del similar se limita al cuadro cubierto por la similitud, y no alcanza una curación energética del enfermo, puesto que no interviene directamente en el reequilibrio de la fuerza vital, sin embargo, tiene una función importante, cuando no se puede localizar el simillimum, el similiar mitiga el sufrimiento del paciente sin perjudicarle.
P. Schmidt explica: “En los casos crónicos, raramente se utiliza un sólo medicamento para la curación completa del caso. El conocimiento de las relaciones medicamentosas es muy importante. La elección del nuevo medicamento se realizará siempre según la ley de similitud” (Les rélations médicamenteuses, 1931).
El principio de la individualización
  
Hahnemann encontró que muchas de las sustancias utilizadas en sus pruebas provocaban unos síntomas comunes como fiebre, diarrea, catarro, inquietud, irritabilidad..., no obstante, cada uno de ellos originaba un tipo global de cambios fisiológicos y psicológicos totalmente diferentes. Hahnemann comprendió que precisaba comparar ese tipo general de síntomas tóxicos relativos a una sustancia con los síntomas de personas enfermas, para así conseguir su curación. Ello debía realizarse de modo preciso e individualizado. La comparación de sólo algunos síntomas comunes o la prescripción rutinaria de medicinas (por ejemplo, la administración de corteza de quino a todos los que padeciesen malaria), no resultaba útil.
   El procedimiento mediante el cual los homeópatas aprenden cuál es la medicina homeopática que curará consiste en la utilización de unos tests llamados “experimentación con los medicamentos”. En estos ensayos homeopáticos con medicamentos, los investigadores administran continuas dosis de una sustancia a un individuo sano hasta que se obtiene una reacción a esa sustancia. Se pide al sujeto un informe detallado de los síntomas que experimenta, los síntomas secundarios se descubren a través de una entrevista.
   Una vez se conocen los síntomas que una sustancia provoca, aunque no todas las sustancias tóxicas cumplen la similitud, se está en condiciones de saber en qué influirá y qué curará administrada en forma de dosis pequeñísimas y preparadas especialmente. La información obtenida de esos tests con medicamentos se compila en las “materias médicas” (enciclopedias que califican los efectos de los distintos remedios).
   El concepto holístico del individuo conduce a una noción muy actual y al mismo tiempo muy práctica de personalización. Esta personalización se expresa en dos aspectos, por una parte, una noción de constitución, dato hereditario que corresponde a criterios morfológicos, psicológicos y físicos, por otra parte, la noción de “modo reaccional”, complementaria de la anterior, afirma que una misma enfermedad se expresa de manera diferente de una persona a otra.
   La homeopatía reposa en una semiología de lo individual.


El principio de las diluciones
  
Este proceso, llamado “dinamización”, consiste en un procedimiento específico de disolución en serie donde una parte en volumen de una sustancia medicinal se diluye en 99 partes de agua destilada o alcohol etílico, la mezcla se agita enérgicamente, una parte de esta solución se diluirá a su vez en 99 partes de agua destilada o alcohol etílico, y se agitará de nuevo. Este proceso de disolución y agitación puede perpetuarse en distintas intensidades, las más habituales son: 3, 4, 5, 6, 7, 9, 12, 15, 30, 200, 1.000, 10.000, 50.000 o 100.000.
   Puede resultar sorprendente que medicamentos que han sido diluidos tantas veces produzcan algún tipo de efecto, pero se ha observado que cuanto más se potencia un remedio (es decir, cuanto más se diluye por este procedimiento), mayor es el tiempo durante el que actúa, mayor es su poder curativo y menos son las dosis que se necesitan.
   La prensa prestó, a menudo, un sólido apoyo a la homeopatía, tal como el Journal of the American Medical Association reconoció: “Todos sabemos perfectamente bien que las simpatías de la prensa en general y del público se inclinan por los homeópatas”. (7)    No es de extrañar que Henry James, otro abanderado de la homeopatía, describiera esta ciencia médica en unos términos tan positivos en su novela Las bostonianas.
  
Si bien la homeopatía fue especialmente popular entre las clases refinadas y acomodadas, también conquistó una buena reputación entre los más humildes. Una parte de este fervor procedía, sin duda, de los dispensarios homeopáticos gratuitos que se establecieron en muchas ciudades. (8)
  
Sin embargo, tal vez el motivo más importante por el que la homeopatía adquirió tal popularidad fue su eficacia en el tratamiento de las diversas epidemias que azotaron América y Europa en el siglo XIX. Los homeópatas de Cincinnati tuvieron un gran éxito en el tratamiento de enfermos durante la epidemia de cólera del año
1949. También fue un gran logro para la homeopatía el tratamiento de la epidemia de fiebre amarilla que se extendió por el sur de Estados Unidos en 1878.

   La dinamización difiere de la simple dilución. Los homeópatas han descubierto que las medicinas no actúan si sólo han sido diluidas repetidamente sin una agitación vigorosa o si han sido diluidas solamente en grandes cantidades de líquido; tampoco actúan si sólo se agitan vigorosamente. Es el conjunto del proceso, dilución y fuerte agitación posterior, lo que hace que los medicamentos sean efectivos, cuando los síntomas que ocasiona la medicina son similares a los que padece la persona enferma. La dinamización completa las modificaciones estructurales de las moléculas diluidas y complementa la eficacia terapéutica del preparado homeopático.
En homeopatía se selecciona una medicina por su semejanza con la totalidad de los síntomas del paciente.   Cuando se da esta semejanza, la persona experimenta una hipersensibilidad respecto a la sustancia; así, las dosis pequeñas actúan en una versión biológica de la resonancia.
El homeópata contemporáneo George Vithoulkas explica las curas con microdosis a través de la definición del cuerpo humano como un magnífico sistema cibernético. (5)
   R. R. Sharma, profesor de biofísica en la India, postula que las pequeñas dosis utilizadas en homeopatía pueden atravesar la barrera sanguínea del cerebro y las membranas celulares y nucleares. Sostiene la hipótesis según la cual las medicinas homeopáticas más potenciadas pueden actuar durante más tiempo y con mayor intensidad que las medicinas menos potenciadas, porque son capaces de penetrar esas barreras fisiológicas, y por tanto aportar sus efectos terapéuticos de una forma más profunda. (6)
Las indicaciones sobre las diluciones que las sustancias en experimentación deben tener para modificar la capacidad reaccional del sujeto e inducir efectos patogenéticos correctos son de una notable importancia. Existen tres posibilidades:
- Una sustancia que en estado natural demuestra que puede estimular débilmente las reacciones del organismo, deberá experimentarse en una dilución medio-alta. Es el caso, por ejemplo de Carbo vegetabilis, de Lycopodium clavaturn, de Silicium, de Graphites y de Alumina, que son inertes o de acción mínima en estado bruto. Para alterar la capacidad reaccional y producir enfermedades artificiales, se utilizarán a partir de diluciones medias (7 CH y 9 CH), para pasar luego a las altas (desde la 15 CH, 30 CH, hasta la 200 CH).
- Una sustancia que en estado natural puede actuar en tal medida sobre la capacidad reaccional que puede provocar alteraciones tóxicas y lesiones, se experimenta sólo en diluciones altas. Por ejemplo, Mercurius y los mercuriales.
- Una sustancia que en estado natural produce una alteración, que se manifiesta con síntomas funcionales, se experimenta con baja dilución (hasta la 6 CH) y también en forma cruda. Por ejemplo, Cicuta, Ipeca, Lobelia, Tabacum.
  
Existen distintos modos de obtener las diluciones: Hahnemanniana, Korsakoviana, Cincuentamilesimal o LM y de Fluxión continua (método de Skinner), muy utilizado este último en America del Sur, pero muy poco riguroso desde el punto de vista de la fabricación, y no incluido en ningunade las farmacopeas oficiales (francesa, estadounidense,...). Una vez definido el medicamento, se establecerá el grado de la dilución.
   Las sustancias medicinales, subrayaba Hahnemann, sólo muestran todas sus virtudes consiguiendo un alto grado de dilución mediante la trituración, la dilución y la dinamización. Este método tan simple de manipulación desarrolla al máximo las capacidades curativas del medicamento homeopático.
   El número de diluciones-dinamizaciones corresponde al “CH” (o K,...) indicado en la etiqueta del medicamento, etiqueta en la que constará también el nombre latino de su cepa de procedencia (para facilitar su comprensión a nivel internacional) seguido de una cifra. Por ejemplo: Gelsemium sempervirens 7 CH: la cifra informa del número de veces que ha sido diluido el medicamento a partir de la tintura madre, y las siglas CH indican que se ha seguido el método de dilución centesimal creado por Hahnemann.
   Generalmente, y salvo excepciones, la enfermedad aguda reclama diluciones bajas o medias en relación con el órgano afectado y el estado general, y las enfermedades crónicas precisan el empleo de diluciones medias y altas, sin descartar el uso de las diluciones bajas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario