viernes, 29 de julio de 2016

Infusiones para los más pequeños, 1ª parte


   A menudo, un motivo de preocupación de muchas madres es no saber qué hacer cuando su hijo pequeño presenta trastornos iniciales de carácter benigno que inicialmente no revisten tanta importancia como para ser tratados con medicamentos. Sobre todo, si tenemos en cuenta la aumentada sensibilidad de los niños pequeños a la acción de los mismos, y el temor de la madre a medicar innecesariamente.
   Entre los trastornos más frecuentes del bebé están los problemas digestivos, siendo el más significativo el llamado cólico del lactante, en el que el niño, sin causa aparente, presenta dolor espasmódico abdominal de aparición y finalización súbita acompañado de cierto grado de distensión abdominal, tendencia a la diarrea, eructos a veces acompañados de vómito ácido, hipo, intranquilidad o agitación con dificultad de conciliar el sueño y malestar general con lloros súbitos de gran intensidad.
   Se han valorado varias teorías sobre la causa de estos síntomas, entre ellas cabe destacar:


 Factor Psicosomático
  
La relación madre-hijo se manifiesta inicialmente por el contacto físico corporal que representa la lactancia, no sólo por la necesidad fisiológica de la alimentación, sino también para potenciar el desarrollo psicomotor del niño. En este caso, un escaso contacto madre-hijo, con un alto conflicto personal de la madre, con ansiedad o tensión familiar, prisas a la hora de satisfacer las necesidades del niño..., pueden motivar la causa inicial.

Factor Alergénico
  
A veces se ha comprobado, que la causa de este trastorno desaparece al realizar un cambio en la alimentación del niño, tanto durante el período de lactancia, como posteriormente a través de cambios en su dieta. Esto ha llevado a presuponer que existan sustancias alergénicas que por vía digestiva producirían el cólico del lactante, tal es el caso de la intolerancia a la leche de vaca, que produce trastornos muy acusados en forma de diarrea y vómitos al pasar de la leche materna al biberón. La clara de huevo también puede provocar cierta intolerancia y debería introducirse bien cocida a partir del año de vida.
Podemos encontrar sustancias alérgicas o irritantes ambientales que participen en la aparición de cólicos:
contaminación, humo de los cigarrillos, ácaros, mohos, plantas, aparatos de climatización...

Factor Digestivo
   Es el motivo señalado con mayor frecuencia, constituido por un movimiento intestinal alterado (peristaltismo) o una producción excesiva fermentación digestiva que ocasion5 distensión abdominal y retención de gases.

   También se ha observado que niños lactantes de madres que toman suplementos da Calcio o Hierro tienen más propensión al cólico por el paso de estos minerales a través la leche materna al niño.
   Dentro del factor digestivo hay que descartar que el niño padezca una alteración anatómica, como podría ser  el estrechamiento de la salida del estómago (estenosis del píloro, que haría que la digestión fuera más lenta y se produjeran fenómenos de retención.

Los lactantes de madres que toman suplementos de hierro o calcio, tienen propensión a padecer Cólicos.

Uno de los trastornos frecuentes del bebé es el llamado Cólico del lactante 

Plantas utilizadas

   En cuanto al tratamiento clásico, se utilizan medicamentos con acción antiespasmódica, antiespumante y carminativa. A veces se asocian sedantes tipo fenobarbital y atropínicos.
   Mi criterio de elección a nivel de plantas medicinales cobra especial atención aquí, debido a que los medicamentos no están exentos de contraindicaciones o efectos secundarios, por lo que no son del agrado de la mayoría de los pediatras.
   Las plantas que se utilizan tienen una actividad digestiva a varios niveles, principalmente a nivel de la motilidad digestiva, de la relajación de los esfínteres, de la atenuación de los procesos fermentativos y de una ligera sedación reconfortante del niño, ya que se sabe que estos procesos se reagudizan aun más con el lloro y los espasmos de dolor que tiene el niño.

                                           
Plantas digestivas y eupépticas
  
Son plantas ricas en esencias que estimulan la producción de la secreción digestiva y el movimiento intestinal (denominado peristaltismo), favoreciendo de este modo la digestión.
Entre ellas tenemos: Manzanilla, Hinojo, Hierba Luisa, Melisa, Anís estrellado, Angélica.
MANZANILLA
  
Se utilizan los capítulos florales. Contiene principalmente aceite esencial (con abundante camazuleno), flavonoides y cumarinas.
   Tiene propiedades digestivas, carminativas (suprimen la formación de gases intestinales) y antiinflamatorias.
Indicada en casos de dispepsia digestiva (dificultad de digerir) y flatulencia abdominal. También se utiliza por sus propiedades antiinflamatorias en problemas de encías e infecciones bucales


ANÍS ESTRELLADO
  
Se utiliza el fruto. Contiene aceite esencial, básicamente el anetol y el metilcavicol, que le da un agradable sabor y olor.
   Tiene propiedades eupéptico-digestivas (favorecen la secreción gástrica) y carminativas.
   Está indicado en dispepsias, espasmos digestivos y meteorismo (presencia de gases en el abdomen).
                            Plantas antiflatulentas o carminativas
  
Favorecen la eliminación de los gases retenidos en el sistema digestivo y previenen su formación por procesos de fermentación. Poseen esta acción las plantas ricas en esencias, que al entrar en contacto directo con la mucosa digestiva provocan una irritación de la misma, dando lugar a un aumento del movimiento intestinal y una relajación de los esfínteres, con lo que se favorece la expulsión de gases y la fermentación digestiva por un tránsito lento de los alimentos. Comino, Anís estrellado, Hinojo, Angélica, Melisa, Hierba buena.

 

 

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