jueves, 1 de septiembre de 2016

Memoria, como conservarla, 1ª parte


La memoria es la capacidad de fijar, conservar y revivir en el pensamiento en forma de recuerdos, las impresiones recibidas. El tratamiento natural con plantas medicinales o sustancias como la fosfatidilserina son muy útiles para combatir la pérdida de memoria provocada por el
envejecimiento biológico de la persona.
   La inteligencia humana se distingue de la animal, porque los hombres piensan por conceptos y la inteligencia se eleva a lo general; mientras que la animal sólo tiene imágenes particulares. Titchener distingue cuatro tipos de memoria: visual, auditiva, auditivomotora y visualmotora, aunque en términos generales, ésta se divide en dos grandes grupos: la explícita y la implícita, como muestra el esquema anexo. Por otra parte, las diferencias entre individuos son resultantes de las diferencias del entorno y de las hereditarias.

Las experiencias sensoriales
   El sistema nervioso, junto con el sistema endocrino, se encarga de las funciones de control del organismo. En general, controla actividades rápidas, como las contracciones musculares, fenómenos viscerales rápidamente cambiantes, e incluso la intensidad de secreción de algunas glándulas endocrinas.
   La mayor parte de actividades del sistema nervioso provienen de los receptores sensoriales, ya sean visuales, auditivos, táctiles en la superficie del cuerpo o de otras clases. Esta experiencia sensorial puede causar una reacción inmediata o puede almacenarse en la memoria del cerebro durante minutos, semanas o años, ayudando a regir las reacciones corporales en fecha futura. El papel último y más importante del sistema nervioso es controlar las actividades corporales. Esto se logra mediante el control de la contracción de todos los músculos esqueléticos, la contracción de fibra lisa en los órganos internos y la secreción de las glándulas exocrinas y endocrinas en diversas partes del cuerpo. Estas actividades reciben selectivamente el nombre de funciones motoras del sistema nervioso, mientras que los músculos y glándulas se llaman efectores porque llevan a cabo las funciones indicadas por las señales nerviosas.
   El sistema nervioso no resultaría eficaz para controlar las funciones corporales si cada información sensorial originara una reacción motora. Por lo tanto, una de las principales funciones del sistema nervioso es elaborar la información que llega, de manera que se produzcan respuestas motoras adecuadas. Más del 99% del conjunto de información sensorial es eliminada constantemente por el cerebro como de poca importancia. Así pues, una vez se ha seleccionado la información sensorial importante, debe mandarse a las regiones motoras adecuadas del cerebro para provocar la respuesta deseada.
   Sólo una pequeña parte de la información sensorial importante provoca una respuesta motora inmediata. El resto es almacenado para futuro control de actividades motoras y para empleo en procesos intelectuales. La mayor parte de esta conservación de la información ocurre en la corteza cerebral, pero no toda, pues incluso las regiones basales y quizás la médula espinal, pueden almacenar cantidades menores de información. Denominamos memoria al proceso de transformación de la información.


Una de las principales funciones del sistema nervioso es elaborar la información sensorial que llega, de manera que se produzcan respuestas motoras adecuadas.
La pérdida de la memoria
    El envejecimiento biológico de las personas comporta una disminución de la capacidad de aprendizaje a medida que avanza la edad, así como una tendencia a perder la memoria. Gran cantidad de estudios avalan que esta pérdida de memoria comienza a evidenciarse a partir de los 45 años, a la vez que el aprendizaje se hace cada vez más difícil.
   Ocurre con frecuencia que personas de edad avanzada se quejan porque tienen dificultad para acordarse de las cosas, en especial hechos acontecidos recientemente, también del olvido de detalles o simplemente se notan despistadas, lo que dificulta en mayor o menor medida las actividades de la vida diaria. Estas personas, habitualmente conservan bien sus recuerdos biográficos, acontecimientos históricos vividos y sucesos relevantes que ocurrieron en su infancia, juventud o en los últimos años.
   El declinar de la memoria puede presentarse asociado a otras deficiencias cognitivas dentro de un síndrome de deterioro mental, o bien mostrarse aisladamente a lo largo de su evolución. Debe tenerse en cuenta que uno de los síntomas cardinales de las demencias son los trastornos de la memoria y a menudo su forma de inicio.
   Cuando la alteración de la memoria se manifiesta de forma aislada, no se acompaña de otros déficits cognitivos y su desarrollo es progresivo, la apreciación por parte de la persona afectada o sus familiares pasa por una primera fase que se considera dentro del envejecimiento normal. Sin embargo, no hay que olvidar que aunque la pérdida de memoria “fisiológica” del anciano es un hecho real, este déficit es siempre discreto.
   En individuos de más de 60 años de edad, la afectación aislada de la memoria se denomina actualmente “trastorno de memoria asociado a la edad”, que se conoce por las siglas inglesas AAMI (Age Associated Memory lmpairment).
   La pérdida “fisiológica” de la memoria durante el envejecimiento afecta sobre todo a determinadas formas, como la memoria a corto plazo (de trabajo), con buena conservación de la memoria implícita. Sin embargo, no todas las personas mayores la presentan ni la manifiestan con la misma intensidad y en muchas ocasiones ésta se limita a ser un trastorno subjetivo, influenciado por factores como la falta de atención, el estado de ánimo, la situación sociocultural, etc. Debemos tener en cuenta que la memoria es una función cognitiva más y que un deterioro importante de la misma suele asociarse a déficit cognitivo en otras áreas, pudiéndose entrar en el terreno de las demencias.
   En resumen, la afectación de la memoria en el individuo de edad avanzada o en el anciano, puede ser normal
o “fisiológica”, AAMI o asociada a otros déficits cognitivos y enfermedades como demencias, depresión, etc.


La Memoria, cómo conservarla
Tratamiento natural indicado en la pérdida de memoria
   Hay distintos grupos de plantas cuyos componentes y propiedades hacen que sean especialmente apropiadas para tratar el deterioro de la capacidad cognitiva y de memoria.
Ginkgo (Ginkgo biloba, L)
   El Ginkgo es el último representante de una clase de plantas que formaron parte de la flora en los tiempos mesozoicos, siendo en la actualidad un árbol sagrado de Oriente.
   La droga está constituida por las hojas, recolectadas en primavera, que contienen numerosos compuestos:
Terpenos (ginkgólidos -A, B, C y M- y bilobálido), polifenoles (sobre todo flavonoides), procianidoles, esteroles, polioles y ácido 6-hidroxikinurénico.
   Por su elevado contenido en flavonoides y procianidoles, es un vasoprotector-capilarotropo, de manera que aumenta la resistencia capilar, disminuyendo la permeabilidad y reduciendo el edema (acúmulo de líquidos en los tejidos).
   Por otra parte, gracias a estos componentes activos, es también venotónico, ya que tonifica las paredes de las venas, esto es, aumenta el tono venoso disminuyendo el acúmulo de sangre en las venas y facilitando el retorno sanguíneo. Se trata de un vasodilatador cerebral, que aumenta el riego sanguíneo en el cerebro, con lo que las neuronas reciben mayor cantidad de oxígeno y de nutrientes. Además, presenta acción antirradicalar debido a la presencia de principios polifenólicos, es decir, se emplea como preventivo del envejecimiento prematuro debido a su capacidad de combatir los radicales libres.
   Por todo ello, el Ginkgo es un excelente candidato a ser utilizado por todos aquellos que padezcan de pérdida de memoria, o que necesiten aumentar su rendimiento intelectual, como por ejemplo los estudiantes.
   Se administra en forma de infusión de las hojas o también en distintas formas galénicas como cápsulas, comprimidos, formas líquidas... tanto de las hojas en polvo como de sus extractos.
Vincapervinca (Vinca minor, L)
  
La vincapervinca es una planta vivaz de sabor muy amargo y de la que se usan las hojas. Se cría en bosques húmedos, especialmente de robles y hayas, y se encuentra difundida por toda Europa central y del sur.
   Su principio activo más importante es la vincamina, un alcaloide indólico con marcadas propiedades vasodilatadoras. Por ejemplo, es un potente vasodilatador de las arterias cerebrales, que aumenta la irrigación sanguínea del tejido cerebral y mejora el funcionamiento del sistema nervioso central.
   Estudios recientes han demostrado que la vincamina atraviesa la barrera hematoencefálica y actúa a nivel del tejido cerebral, mejorando la oxigenación de las neuronas. De igual forma, se demuestra que el resto de componentes presentes en la vincapervinca actúan sinérgicamente con la vincamina, mejorando el riego sanguíneo cerebral insuficiente. Así pues, esta es una planta ideal para combatir los trastornos de la senilidad.
   En uso interno, se emplea en forma de decocción endulzada con miel, así como también en otras formas galénicas como cápsulas, jarabes, etc.


 

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