miércoles, 14 de septiembre de 2016

Micosis vaginales: Tratamiento contra los Hongos, 2ª y última parte


Otras Micosis
Las Monilias son Micosis producidas por Hongos oportunistas y pueden afectar tanto la piel como las mucosas

   Entre las distintas clases de micosis, no debemos dejar de hacer referencia a una serie de hongos conocidos como oportunistas que, tal como hemos comentado anteriormente, presentan un comportamiento muy variable en cuanto a su afectación sobre la persona, dependiendo fundamentalmente de su estado fisiológico (de salud).  Los hongos más representativos de este grupo son las monilias.
Las monilias
   Las monilias son tan frecuentes como las dermatomicosis superficiales que hemos comentado, pero sus características pueden afectar tanto a la piel como a las mucosas. Las lesiones de la piel, llamadas también micológicas, están provocadas por el crecimiento y la proliferación de un hongo, la candida albicans.
  
Las afectaciones más frecuentes que provocan este tipo de hongos en las épocas estivales se conocen con el nombre de intértrigo moniliásico, y pueden sobrevenir a cualquier edad y en los dos sexos.
   Esta micosis empieza con una lesión roja, húmeda, pruriginosa (con grandes picores), a menudo muy localizada en el fondo de un pliegue, que rápidamente se extiende e invade una zona más o menos grande. La zona rojiza (eritematosa) fabrica una ligera secreción y forma una fina película opalescente que afecta a varios pliegues, y tal y como ocurre en el pie de atleta, los bordes de esta lesión parecen deshilachados. Su evolución es siempre lenta y progresiva.


   A menudo se observa en los espacios interdigitales que, desde un inicio, la lesión presenta una fisura o grieta con gran sensación de picor y recubierta de una escama blanca característica, que se propaga a las regiones vecinas (sobre todo a las uñas).
   Las localizaciones moniliásicas preferentes son los pliegues inguinales, interglúteos, submamarios y axilares, donde la humedad favorece la maceración y formación de estos hongos, afectando, principalmente a los obesos y diabéticos.

Las verrugas

La permanencia de la humedad se determina como la causa de la aparición y                      
desarrollo de las Verrugas

   En la actualidad, la dermatología admite la aparición o formación de pequeñas tumoraciones debidas a crecimientos de la piel causadas por virus. Estas afecciones son las conocidas verrugas, cuya frecuencia es muy grande, ya que se las encuentra a cualquier edad y en ambos sexos. Son contagiosas, autoinoculables (autoinfección del mismo individuo de una parte de la piel a otra) y su aspecto varía con el volumen y con la localización.
   También se ha emitido la hipótesis de la existencia de un terreno favorable, ya que los experimentos para intentar transmitirlos por inoculación a voluntarios no siempre han sido exitosos. Algunos autores hacen particular énfasis en que un déficit de magnesio favorecería su anidación, pero del mismo modo que las investigaciones de la administración de magnesio han dado resultados muy contradictorios, lo que sí parece cierto es que la permanencia de la humedad local se determina como la causa de aparición de las verrugas. No es extraño, por ejemplo, observar verrugas en las palmas de las manos o en las plantas de los pies, en aquellas personas que frecuentan la piscina, el lugar más apropiado para la contaminación de las micosis y verrugas.
   Dentro del grupo de las verrugas, las llamadas verrugas vulgares, localizadas en la palma de la mano y la planta del pie, son las más frecuentes. Estas últimas son muy dolorosas a la presión e impiden frecuentemente la deambulación. Se suelen presentar de forma aislada aunque, no obstante, se han visto enfermos con zonas más o menos extensas formadas por la acumulación de múltiples verrugas.
   Estas verrugas virales no tienen un agente terapéutico determinado y, realmente, el único tratamiento eficaz es la destrucción. Pero en la actualidad hay múltiples procedimientos alternativamente utilizados con distintos resultados.


Tratamiento general

* El tratamiento de las epidermomicosis requiere siempre la asociación de un tratamiento local y de un tratamiento general.
• El tratamiento local consistirá en la aplicación de solución, polvo, crema o pomada a base de fungicidas.
• Las soluciones y polvos se reservarán para las micosis húmedas y de los pliegues
• Las cremas y pomadas son de mejor aplicación en las micosis de la piel.
• En la Pitiriasis versicolor es conveniente advertir al paciente de que el tratamiento se basa únicamente en la aplicación prolongada de sustancias fungicidas locales.
Tratamiento con Fitoterapia
   Las plantas a las que voy a hacer referencia presentan una gran utilidad terapéutica frete a los problemas de la piel ya que abarcan de forma completa la acción indicada para estos procesos frenando su evolución y favoreciendo su curación.
   Estas son las principales acciones benéficas que ejercen:


Antifúngica
   Pertenecen a este grupo aquellas plantas cuyos principios activos frenan la reproducción y desarrollo de estos hongos, evitando de este modo el desarro1lo de la enfermedad. Entre ellas encontramos el helenio, el nogal, el tomillo, la ajedrea, el ajo y la bardana.

Antisudoríficas
   Son plantas cuyos principios activos frenan la eliminación de sudor en exceso a través de la piel. Esta acción es muy importante, puesto que ayuda a mantener la piel seca evitando la proliferación cronicidad de estas lesiones. Con estas funciones podemos encontrar fácilmente en nuestro entorno el roble, el ciprés y la salvia.

Cicatrizantes
  A las distintas aplicaciones locales, debemos añadir las acciones cicatrizantes y favorecedoras de la recuperación del tejido epitelial lesionado. Para desarrollar esta acción, hay una gran cantidad de plantas, cuyos principios activos presentan estas funciones en mayor o menor grado. Entre este grupo se encuentran la manzanilla, la caléndula, la cola de caballo, el hamamelis, el escaramujo y la zarzamora.
Corrosivas
   Para el tratamiento de las lesiones verrugosas que se producen por contagio a través de zonas húmedas, el reino vegetal ofrece soluciones para esta afección ocasionada por un virus. Por ejemplo, la aplicación local de anacardo presenta una función corrosiva de la piel, ideal para tratamientos de durezas, callos y verrugas (esta planta es conocida popularmente con el nombre de verruguera). También destaca la celidonia, ya que el jugo que rezuma esta planta por corte del tallo presenta una fuerte acción cáustica (las verrugas se secan al frotarlas con el jugo).
   Existen otras plantas que también presentan estas acciones terapéuticas frente a las verrugas, pero a su vez implican un gran conocimiento de ellas, debido a su alto grado de toxicidad o de lesión de los tejidos vecinales a la verruga.


Complementos para el tratamiento
   Los complementos naturales son de gran utilidad para tratar cualquier otro proceso dermatológico y, a su vez, favorecer el desarrollo curativo.
   Entre los que aportan más beneficios para la regeneración de la piel y su buen estado, se encuentran por ejemplo el aceite de germen de trigo, los ácidos grasos poliinsaturados (aceite de prímula u onagra), los complejos vitamínicos principalmente liposolubles (vitamina A, E) y los suplementos ricos en vitaminas del grupo B, como la levadura de cerveza.
   También se deben tener en cuenta aquellas sustancias cuya función antioxidante resultan especialmente adecuadas para la regeneración de los tejidos, como las vitaminas A, E, C, el selenio y el zinc).


Medidas preventivas
   El primer y esencial factor que se debe tener en cuenta frente a las dermatomicosis, al igual que con las verrugas, es la adopción de medidas de prevención e higiene personal.
   Teniendo en cuenta que las superficies húmedas se revelan como principales medios de transmisión, es importante mantener las manos y pies aislados de la humedad constante en piscinas, duchas, gimnasios, vestuarios, parques de atracciones acuáticas, etc.
   Esta medida de precaución no implica el uso de guantes, botas de goma o aislantes similares, ya que en estos casos, el grado de humedad permanecería en la piel cubierta, generando un estado de maceración o reblandecimiento húmedo, que ofrecería un excelente estado de anidación y crecimiento para los gérmenes referidos.
   Por ello es aconsejable el uso de sandalias o calzado adecuado (abierto), y el uso de guantes de hilo debajo de los de goma o caucho (en aquellas personas cuyo trabajo implica un contacto permanente con superficies húmedas, el agua, etc.), para frenar la maceración de la piel. También es preciso cambiar con frecuencia los calcetines.
   Se deben mantener los pies secos, haciendo especial incidencia entre los pliegues de los dedos. En estos casos, es de gran utilidad el uso de polvos secantes que se aplican localmente en los espacios mencionados y en el interior del calcetín.
   Los polvos talco o de bórax simples son de gran utilidad para esta función. Dentro del reino vegetal también existen plantas que son de gran utilidad local por su función desecante (el roble, el ciprés y la salvia).
   Además de mantener las áreas afectadas en un estado de sequedad óptimo, se pueden aplicar aquellas plantas cuyos principios activos frenen el desarrollo y crecimiento de los hongos, que agrupamos con el nombre de antifúngicas.
   También es recomendable el uso de sus aceites esenciales, ya que este tipo de terapia (aromaterapia) ha demostrado ser más eficaz. Los más utilizados son el aceite esencial de geranio, el del árbol del té y el de salvia.


Algunos consejos
   En la aparición de las micosis, es preciso recordar que para que la infección tenga lugar, debe existir un punto de entrada para el germen. Por contra, si la piel se encuentra íntegra, sin ningún tipo de escoriación o herida, la infección no llega a producirse.
   También es oportuno tener en cuenta el concepto de “terreno propiciatorio”, ya que está demostrado que aunque son muchos los pies que pasan por una piscina, lo cierto es que no todos quedan infectados, ni muchísimo menos. Ello implica la tendencia o predisposición de ciertas personas a sufrir este tipo de Infecciones.
   En cualquier caso, ante la aparición de una infección provocada por hongos4 la persona afectada debe evitar caer en la tentación de la “automedicación”. E necesario acudir al profesional ampliamente conocedor del tema, ya de este modo se evitarán los procesos desagradables no deseados. De todos modos, se pueden tomar las distintas medidas profilácticas para evitar los contagios, puesto que siempre es preferible prevenir que tener que curar.


 

 

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