lunes, 3 de octubre de 2016

Parto natural:, 2ª y última parte

El proceso del Parto
Un parto natural es un parto normal. El proceso puede comenzar con contracciones irregulares y moderadas que generalmente aparecen por la noche y cesan durante el día. La mujer puede estar así varios días -no todas las mujeres experimentan esta situación-, en una etapa que conocemos como el preparto. En esta situación, lo importante es alternar el descanso con actividades como pasear, escuchar música, leer y comer cosas ligeras (caldos, verduras, infusiones de salvia...), con el fin de mantener una actitud de calma total. En cualquiera de los casos, la mujer debe saber que todavía no ha comenzado el parto en sí, de modo que será de gran ayuda guardar fuerzas para cuando llegue el gran momento.

Los primeros síntomas

 
Es posible qué el parto se inicie con la rotura de la bolsa de las aguas, pero que no se experimenten contracciones. En tal caso, habrá que controlar el latido cardíaco del bebé, la temperatura y la presión arterial de la madre para detectar posibles infecciones, y como máximo, esperar dos o tres días para que aparezcan las contracciones.
Estas contracciones suelen ser regulares y van creciendo en intensidad y frecuencia. Se considera que el parto ha comenzado cuando la dilatación del cérvix alcanza los 3 cm., momento a partir del cual el cuello del útero se irá dilatando hasta alcanzar los 10 cm. Durante este proceso, la futura madre puede pasear, tomar un baño de agua caliente, incluso bailar, pero debe estar lo más relajada posible, para ofrecer la mínima resistencia a las contracciones... Debe dejar que todo suceda naturalmente, siendo muchas veces de gran ayuda la presencia de la pareja y de una comadrona, que la acompañarán en todo el proceso.

Se acerca el momento
 
 
Cuando el cérvix ha llegado a su dilatación completa, algunas mujeres experimentan lo que se llama la "fase de transición’ en la que las contracciones se espacian entre sí para dar un ligero descanso al cuerpo antes de la salida del bebé. En esta fase, la mujer deberá tomar parte activa en el parto, comunicándose con el pequeño, ayudándole a nacer y sintiendo en todo momento cómo el bebé empuja para salir.
Después de unos minutos (el tiempo varía en cada parto), la cabeza del bebé se asoma por la vulva, queda muy poco para el nacimiento. En estos momentos, el pujo debe ser suave para que el periné no se desgarre: hay que empujar soplando para que el bebé se asome poco a poco y su nacimiento se produzca tranquilamente. Cuando la cabecita ya está fuera, el bebé rota para que sus hombros puedan salir bien, y con tan sólo una contracción más, habrá nacido.

 

 

 



Presente y futuro

Según el Dr. Michel Odent, precursor del parto en el agua, el primer lazo afectivo que establece el bebé con otro ser humano representa un momento decisivo para las futuras relaciones de afecto y apego, De todos modos, esto no significa que las madres y los bebés que no gocen de ese primer contacto ideal no puedan desarrollar una relación afectiva satisfactoria, aunque deberán compensar la falta inicial.

La relajación, el trabajo corporal y emocional en la piscina, el canto, la comunicación en pareja, el masaje o la haptonomía, son algunas de las técnicas empleadas por aquellas parejas que quieren asumir la responsabilidad de su parto y prepararse para ello.



Condiciones para un parto natural

Para que el parto se desarrolle de forma natural y el bebé pueda experimentar la transición del útero materno al exterior sin violencia, se debe respetar el proceso biológico, con las mínimas intervenciones sanitarias posibles.
El bebé viene de un ambiente acuático en el que no existe fuerza de gravedad, y "agresiones" como los sonidos y la luz le llegan atenuadas por la pared abdominal de su madre. Esto nos obliga a facilitarle al máximo el momento del nacimiento, y por ello, el parto en el agua es una buena opción, ya que la propia relajación de la madre es transmitida al bebé y el paso del útero al exterior se realiza de manera paulatina, sin brusquedad ni prisas innecesarias.

* Ambiente
El ambiente ideal para dar a luz es una habitación cálida, donde exista un clima de confianza, algo que en los hospitales, desgraciadamente, no suele existir. Una luz tenue, una música a su gusto o la utilización del agua para relajar la musculatura y aislarse sensorialmente del mundo son otros factores que facilitarán el proceso natural del parto.
* Postura
La libertad de movimientos y de expresión corporal y oral durante la dilatación, así como elegir la postura que resulta más cómoda a cada mujer para la salida del bebé, son aspectos básicos a la hora de afrontar un parto natural.
* Intervenciones sanitarias
La administración sistemática de enemas, el rasurado del pubis, la práctica de la episiotomía (corte en la zona perineal para evitar posibles desgarros) o la administración cada vez más extendida de la anestesia epidural, son prácticas habituales en los partos convencionales, que lo único que consiguen es inhibir el proceso natural del alumbramiento, y con ello, desvincular al bebé de la madre. Además, el pequeño recibe la angustia que la madre le transmite incluso antes de nacer.
Si a esto añadimos la inmediata separación del hij@ de su madre (el cordón umbilical se corta enseguida), las luces fluorescentes del quirófano que le ciegan, la aspiración de secreciones, el ruido ensordecedor y el frío de la sala de partos, es fácil entender por qué el bebé tardará más tiempo en vincularse con su madre y con el mundo, y tendrá más dificultades para el comienzo de la lactancia, Si por el contrario, el bebé es colocado sobre el pecho de la madre nada más nacer, el cordón no se corta hasta que deja de latir, la luz es tenue, los ruidos suaves y la temperatura cálida, el pequeño se siente reconfortado por el latido del corazón de su madre y tardará escasos minutos en encontrar su pezón, que además de alimento, le transmitirá confianza y calor,




La lactancia materna


Algunas mujeres tienen problemas para dar el pecho, principalmente debido a la ansiedad que produce no saber exactamente qué cantidad de leche ingiere el pequeño. También les preocupan las grietas que a veces aparecen en los pezones por una mala postura al dar de mamar o por el cansancio del posparto.

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