domingo, 2 de octubre de 2016

Parto natural: Una esperiencia vital, 1ª parte


En cuclillas, sentadas, de pie, en el agua...
Para parir no existe una postura o un lugar universal. Por ejemplo, en las comunidades más primitivas, las parturientas primerizas se guían por el consejo de mujeres más experimentadas.
En primera persona
   La mejor forma de entender lo que representa un parto natural es vivirlo en primera persona. Estas son algunas de las sensaciones de mujeres que se han acogido a la experiencia de un parto natural en la Maternidad Acuario de Alicante, contadas por ellas mismas:

* “Ha sido la experiencia más intensa y maravillosa que he vivido como mujer. Desde el primer momento hasta el último”.
* “Me quedaría embarazada de nuevo con tal de volver a parir”,
* “Sólo puedo decir que cada momento del parto fue maravilloso. Hablaba con mi hijo en los momentos más dolorosos y más dulces para ambos. Relajándome al máximo, dejándome ir, entregándome para facilitarle el camino, Viendo salir su cabecita, tocándola, me sedujo una ternura abrumadora’ 
                                                                                                
* “Nunca olvidaré su olor, tan especial y penetrante. Cuando lo tuve en mis brazos y me miró con sus ojazos bien abiertos, nos abrazamos muy juntitos y se agarró a mi pezón empezando a succionar suave, cálidamente... En ese momento me embargaron un sinfín de emociones y sentimientos que son difíciles de describir”.
* “La asistencia fue muy positiva. Había buscado un lugar en el que parir de la manera más natural y menos agresiva posible a mi naturaleza de mujer y de mis hijos. La he encontrado”,
   Hasta el siglo XVII, la mayoría de los partos sin complicaciones solían ser verticales, hasta que en Francia, el rey Luís XIV estableció que sus favoritas deberían dar a luz acostadas, para que él pudiera presenciar el nacimiento de sus hijos. Esta postura, que hace más difícil y doloroso el parto, se generalizó en poco tiempo, de modo que los médicos franceses tuvieron que inventar los fórceps para los partos más difíciles. A partir de entonces se multiplicaron los instrumentos obstétricos y se llegó a creer que el parto era una urgencia que exigía atención médica para transcurrir sin complicaciones.

El poder de dar a luz
   Las mujeres que actualmente se acogen a la experiencia del parto natural lo hacen motivadas por su deseo de ser, junto con su bebé, las verdaderas protagonistas del alumbramiento. Quieren ser respetadas a lo largo del proceso y que su hij@ nazca en un ambiente cálido, de apoyo, respeto y gozo. Además, si se considera que el parto es un acto que se incluye en la esfera sexual de la mujer, es lógico que ésta desee compartir un momento tan vital con su pareja.
   Sin embargo, todavía hoy en día, pocas mujeres han adquirido consciencia de su poder de dar la vida, de su poder para parir. En nuestro país, la inmensa mayoría acuden a centros hospitalarios para tener a sus bebés. En estos hospitales, y haciendo caso omiso de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el parto natural, ya desde la preparación maternal se les ‘adiestra” para un solo objetivo: la obediencia al sistema médico. No importan sus deseos ni que la pareja quede relegada a un plano secundario, así como tampoco los “derechos” del bebé, a quien en muchas ocasiones se fuerza a nacer antes de tiempo. Estas mujeres están sometidas a la falta de información, a la tecnología de la sistematización... Muchas de ellas argumentan que parir de esta manera es lo mejor para ellas y para su bebé, ya que en ellas prevalece la seguridad frente al instinto y la responsabilidad de un parto.

Conexión con el cuerpo
   Sin embargo, existe una corriente cada vez más numerosa de mujeres que desean erradicar lo que cultural- mente se ha inculcado como el parir con dolor’ (según la maldición bíblica), ya que, a pesar de que existe dolor en el parto, en función de como sea vivido, se puede concebir como algo que inexorablemente se debe vivir para dar a luz, como las confracciones que ayudan al bebé a nacer Esta interpretación, cada vez mas extendida, es propia de mujeres conectadas con su cuerpo, mujeres que saben que un parto natural es un hecho mas dentro de una forma de vida también natural.
   Dado que a través de los siglos las mujeres han ido perdiendo la confianza en su capacidad para parir, actualmente muchas embarazadas acuden a clases de preparación maternal para reencontrarse con su instinto.      

    Una preparación a la maternidad-paternidad consciente cada vez más común y extendida, tiene como objetivo la toma de confianza por parte de la mujer para parir de forma natural.
   Por ello no sólo se realizan ejercicios físicos, muy necesarios para estimular la circulación y trabajar la zona pélvica o el periné, sino que también se tiene en cuenta a la pareja (se realizan sesiones de preparación), así como el aspecto psicoemocional al que la envuelve, la sexualidad en el embarazo, las claves para tratar los
miedos, prejuicios y tabúes con respecto al parto, el vínculo afectivo con el bebé...


Pensando en el futuro
    El parto es sólo un momento crucial en la vida de la mujer y del bebé, es la antesala de algo más difícil y duradero, la crianza. Por eso, en su preparación también se tratan de manera integral temas como la lactancia, la psicomotricidad infantil, el nuevo rol de padres o la educación el hij@.
   Aunque una buena preparación no garantiza un parto sin complicaciones, ayuda y prepara a la mujer y a su pareja para vivir un embarazo y un parto más gozoso, pleno y consciente. Las mujeres que deciden dar a luz en casa también acostumbran a acudir a centros donde les enseña a prepararse para el momento, confían plenamente en los profesionales que les van a acompañar en el gran día y asumen la responsabilidad de su parto y del nacimiento de su hij@.
   De esta manera, los profesionales que atienden los partos en casa llevan un seguimiento del embarazo y enseñan a la mujer y a su pareja a hacer tactos vaginales, a escuchar al bebé a través de la pared abdominal, a encontrar su posición a través del tacto, y realizan un trabajo corporal, con masajes. Cuando llega el momento del parto, la comadrona llega a la casa de la pareja con un maletín de urgencias y
material estéril. La pareja
solamente necesitará tener bolsas de basura, un par de barreños, un flexo y un espejo, para poder ver la llegada de su bebé. La función de la comadrona será no estorbar en el proceso, respetar los ritmos del parto y saber detectar cualquier anomalía para valorarla, y en su caso acudir al hospital más cercano.


El primer contacto
   Inmediatamente después de la llegada del bebé al mundo, se le coloca sobre el pecho de la madre para que sienta su calor y se le tapa con una toalla. A veces son la propia madre o el padre los que recogen al niñ@, que recibe de ellos un masaje lento y profundo desde la base de la columna hasta el cuello para ayudarle a expulsar las mucosidades y ensanchar sus pulmones.
   El cordón umbilical no se debe cortar hasta que deja de latir, y es el padre quien lo hace, en un acto simbólico de separación. Pero el parto todavía no ha concluido, falta el alumbramiento de la placenta, que normalmente tiene lugar pocos minutos después del nacimiento del bebé, a través de una última contracción. Cuando el profesional revisa la placenta, que debe estar íntegra, se da por concluido el parto.
   El bebé, ya poco después de nacer busca el pecho de la madre y succiona el calostro, lo que será su alimento durante unos 2 ó 3 días, hasta que suba la leche materna. En las primeras horas de vida, el recién nacido expulsa el meconio (sus primeras heces), abre los ojos y busca el confort del regazo materno.
   Tras el parto, tanto la mujer como el bebé viven un estado de euforia que irá remitiendo en las horas siguientes.

Un nuevo día a día
   Todos los temores de los nuevos padres tras el alumbramiento quedan compensados por la presencia del recién nacido, al que no dejan de observar admirados, es el milagro de la vida en toda su pureza.
   Tras tres días de estancia posparto, la familia vuelve a casa para comenzar una nueva vida junto al nuevo miembro, al que se dedicarán por completo. Sin embargo, las visitas constantes de familiares y amigos, los malos consejos sobre la lactancia o la falta de apoyo emocional por parte de la pareja son algunos de los problemas que pueden provocar tristeza y un sentimiento de vacío en la madre.
   Pero la fuerza que da a una mujer haber parido le servirá para afrontar con mayor seguridad y confianza todos los contratiempos que vayan surgiendo. Los grupos de apoyo a la lactancia son una buena ayuda para resolver las dudas que se presentan durante la lactancia del bebé. De hecho, cada vez son más las mujeres que después de parir forman grupos en sus comunidades para apoyarse mutuamente y aconsejarse en esta etapa de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario