jueves, 17 de noviembre de 2016

Úlceras digestivas y su tratamiento con la Fitoterapia, 1ª parte


La úlcera digestiva es una enfermedad frecuente.
Se considera que un 10% de la población, en general, la puede padecer en algún momento de su vida, siendo más frecuente entre la quinta y sexta década de la vida.
   Consiste en la erosión de la mucosa del estómago, o de la primera porción del intestino delgado, llamada duodeno, debida a la agresión que produce sobre ésta la secreción ácida del estómago, de un modo continuado.
   Inicialmente se produce una inflamación, que acaba produciendo una erosión o pérdida de sustancia, y que puede afectar a la parte más superficial mucosa, es decir, la capa de protección digestiva, o llegar a capas más profundas, como la muscular y la serosa, produciendo sangrados digestivos por rotura de algún vaso o incluso una perforación. Es una enfermedad que aparece con más frecuencia en los cambios estacionales de primavera y otoño.
   El curso a brotes de esta enfermedad quiere decir que no siempre se cura del todo cuando desaparecen parcialmente los síntomas, y por ello se hace necesario un tratamiento preventivo continuado para impedir las recidivas.


ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA ZONA
   El Estómago es un órgano hueco y sacciforme en forma de jota, intercalado entre el final del esófago y el comienzo del intestino delgado.
   En conjunto tiene una forma de zurrón incurvado hacia la derecha. Su parte superior, el FUNDUS, está elevada en forma de cúpula, y situada por encima de la desembocadura del esófago, por lo que contiene normalmente aire.
   Su parte intermedia vertical, o CUERPO GASTRICO, forma las dos terceras partes, y se continúa por una parte horizontal en forma de embudo, denominada ANTRO PILO RICO, que termina bruscamente en un corto y estrecho conducto, llamado ESFÍNTER PILÓRICO, que lo une al DUODENO, cuya función es impedir la salida del contenido del estómago antes de que se produzca la digestión y mezcla con los jugos gástricos.
   En el estómago podemos distinguir varias capas, que se disponen como hojas de cebolla desde su parte externa a su interior:
- Capa serosa o cobertura externa
- Capa muscular, encargada de producir los movimientos necesarios para la mezcla de los alimentos con los jugos gástricos.
- Capa submucosa, en la que discurren los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos y los nervios.
- Capa mucosa (el estrato más interno), constituida por unas células denominadas mucosas, que recubren y forman una barrera protectora gracias a su producción de moco.
   En esta última capa existen además otros tipos de células, entre las que se encuentran las células parietales, encargadas de fabricar el ácido clorhídrico, cuya misión principal es la de crear un medio interno ácido necesario para eliminar ciertos microorganismos que puedan contener los alimentos ingeridos, y para que el enzima denominado pepsina, que es segregado por otras células en forma inactiva, pueda actuar y empezar a digerir y fraccionar las proteínas de la alimentación.
   La regulación de la secreción del estómago se realiza por el estímulo que recibe la célula parietal en sus receptores a sustancias como la histamina, gastrina o acetilcolina, que inducen a la síntesis de ácido clorhídrico de la célula parietal en la luz de la glándula gástrica, de allí se libera al interior del estómago.
   En condiciones normales la capa gruesa de moco que recubre al estómago internamente impide que este ácido “queme” o lesione su pared interna, además, esta secreción se produce en presencia de alimentos, siendo un factor de neutralización del mismo. El sistema nervioso autónomo es el que regula nuestra función digestiva en cuanto a los movimientos intestinales, la tonicidad de los esfínteres y la secreción enzimática.


CÓMO SE FORMA LA ÚLCERA
   En un estado normal, podríamos decir que hay un equilibrio entre la secreción de ácido y los mecanismos que ayudan a mantener esta “barrera” mucosa de aislante interno. De forma esquemática, la formación de una úlcera se debe a que por un lado aumentan los mecanismos de secreción ácida, como son:
+ El aumento del número de células parietales, capaces de sintetizar ácido clorhídrico.
+ El aumento de la producción de estimulantes externos de dicha secreción, antes mencionados: (histamina, bradiquinina, acetilcolina), que pueden ser debidos a causas psicológicas (estrés) o incluso tumorales.
   Otros mecanismos serían:
+ Fallo de los mecanismos de protección por alteración de la barrera interna mucosa desde un punto de vista del número de células mucosas (atrofia) o de su producción de moco (hipofunción).
+ Alteraciones en el vaciaje del estómago debido a un problema del esfínter de salida (píloro).
+ Factores infecciosos como hongos, bacterias, virus.
+ Factores tóxicos e irritantes como el alcohol, el café el tabaco y ciertos fármacos, principalmente el grupo de los antiinflamatorios.


   Desde un punto de vista funcional, el aumento de secreción de ácido en el estómago estaría sujeto a aumentar la digestión de los alimentos preferentemente de alto contenido proteico, pero esto desde un puno de vista psicológico puede ser interpretado por un estado de estrés muy peculiar y característico que se ve en multitud de pacientes que padecen esta patología, y es el sentimiento o sensación psicológica de no poder superar una situación por ser inalcanzable, demasiado grande o depender de otra persona.
   Esto es equivalente, desde un punto de vista de respuesta funcional, a la situación de aumento de secreción gástrica como la que se produce en los animales al tener que digerir una presa demasiado grande o indigesta y se ponen en marcha mecanismos de hipersecreción para lograrlo.
   En el caso del hombre, nos implicamos en situaciones psicológicas ancestralmente equivalentes antes mencionadas. Parece como si la respuesta no fuera del todo equivocada sino que evidentemente es la persona la que en un determinado momento fuerza a su organismo a entrar en una situación de hiperactividad gástrica en vistas a poder digerir aquella presa, a superar aquella contrariedad que no es más, desde un punto de vista civilizado, que una situación difícil o inalcanzable.
   Esta circunstancia la tendríamos que tener en cuenta a la hora de buscar matices que nos ayuden a concretar qué tipo de respuesta, además del tratamiento, debe de hacer el paciente para ayudar a la regeneración de su úlcera, en vez de decirle simplemente que no se estrese o que se tome las cosas con calma.
SÍNTOMAS QUE PRODUCE
   Síntomas generales. Suelen ser poco específicos, como disminución del apetito, pérdida de peso, irritabilidad y falta de concentración mental
+ Dolor. Es el síntoma que, todo y siendo variable en su intensidad, tiene unas características peculiares como es su localización en “la boca del estómago”, que se irradia al abdomen, el tórax o incluso la espalda (es por ello que se denomina “transfixiante”). El dolor frecuentemente se alivia con la alimentación y aumenta por la noche, sobre todo en la úlcera duodenal.
+ Síntomas de mala digestión, como pesadez, nudo, flatulencia, espasmos...
+ Ardor o quemazón epigástrico (su terminología médica es pirosis).
+ Náuseas y vómitos.
                                                                                                                                                      + Alteración del ritmo intestinal, frecuentemente diarrea.
+ Otros síntomas: palpitaciones, insomnio, cefaleas, crisis biliares, dolores articulares de tipo reumático...


COMPLICACIONES
   Puede sangrar, produciendo una hemorragia más o menos intensa. Es frecuente (20%), y sobre todo en las úlceras del duodeno.
+ Puede perforarse (5-10%) y producir una inflamación del abdomen denominada peritonitis. Esto es común en las úlceras del duodeno. Por la propia perforación puede afectar a órganos vecinos como sería el caso del páncreas, que esta pegado en su parte inferior, produciéndose su inflamación o pancreatitis.
+ Obstrucción, siempre que afecte a la zona más estrecha del estómago, es decir el esfínter del píloro.


DIAGNÓSTICO
   Inicialmente a través de los síntomas del paciente y su exploración física característica.
   La confirmación diagnóstica se realiza por la radiografía del abdomen, previamente tomando una “papilla” de una sustancia denominada Bario, que sirve de contraste para poder ver el interior del estómago, aunque la visión más directa y real es la que tenemos al hacer una endoscopia, que consiste en introducir un tubito flexible por la boca hasta llegar al estómago, para así poder observarlo directamente. Esta prueba es imprescindible a la hora de hacer un diagnóstico diferencial con cualquier otra patología, como podría ser una tumoración, pues permite tomar muestras y analizarlas.


 

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